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BEISBOL 007

Historia

Una incubadora de ta lento Béisbolero‏

David Waldstein. The New York Times. 20-10-2011

San Luis. Pocas ciudades resuenan con tanta tradición beisbolera como San Luis, y pocas tan forradas con los colores de su equipo como esta ciudad, donde hasta las fuentes del centro dispensan agua teñida con el rojo de los Cardenales, este octubre.
Algunos de los mejores equipos y jugadores de la historia del juego han jugado en San Luis, en Sportsman’s Park, Robison Field y los dos Busch Stadiums. Y los ecos del juego tambien llegan a otras partes de la ciudad, particularmente a una vecindad llamada The Hill, que está a siete millas del centro.
Fue allí, en un solar de Elizabeth Avenue, donde dos hijos de inmigrantes italianos practicaban sus habilidades para jugar futbol, futbol americano y más que nada beisbol.
Uno de ellos era Lawrence Berra, quién luego sería conocido a nivel nacional como Yogi, y el otro era Joe Garagiola. Todavía eran bebés cuando los Cardenales ganaron su primera Serie Mundial en 1926. Cada uno ahora es una leyenda del béisbol cuyo nombre reluce.
“Jugábamos todo el tiempo”, dijo Berra en una entrevista telefónica este jueves 20 de octubre de 2011 mientras recordaba la vecindad donde creció. “Después de la escuela nos íbamos a jugar hasta que sonaba el pito de la factoría. Esa era la señal de que nuestros padres habían terminado de trabajar y nosotros teníamos que regresar a casa para acompañarlos. Después volvíamos afuera a jugar”.
Hoy, el solar de la Elizabeth Avenue ha sido ocupado por una casa, pero las viviendas donde crecieron Berra y Garagiola aún existen, son las casas 5447 y 5446 de Elizabeth Avenue. Mary Frances Brown, sobrina de Berra, aún vive en la vieja casona familiar, ahora renovada.
De hecho, muchas de las calles, casas y comercios de la zona obrera The Hill, permanecen intactas, no cambió mucho desde la era cuando los hijos de inmigrantes italianos se americanizaron a través de los deportes.
Elizabeth Avenue ha sido rebautizada como el Lugar del Salón de la Fama, sendas placas en las aceras identifican los hogares de Berra y Garagiola, y el legendario narrador de los Cardenales Jack Buck, quién compró una casa al final de la cuadra, en la esquina de Elizabeth y Macklind cuando transmitía los juegos de los Cardenales.
También hay placas en el frente de los hogares de cinco miembros del equipo de fùtbol de Estados Unidos que derrotó a Inglaterra en la Copa Mundial de 1950.
Como cualquier persona del lugar, Berra y Garagiola crecieron aupando a los Cardenales, pero sólo Garagiola tuvo la fortuna de ser firmado por el equipo. Jugó seis temporadas con los Cardenales y fue el catcher del equipo de 1946 que venció a Ted Williams y los Medias Rojas de Boston para ganar la Serie Mundial.
Aunque Berra fue ignorado por los Cardenales y el otro equipo local, los Carmelitas de San Luis, él se las arregló para salir adelante. Firmó con los Yanquis en 1943, ganó 10 Series Mundiales y tres premios al Jugador Más Valioso, jugó 19 temporadas y fue elegido al Salón de la Fama en 1972.
Pero dijo este jueves que su hermano mayor Tony, apodado Lefty por el poder al bate que tenía con esa mano, era el mejor jugador.
“Mi padre no lo dejaba jugar, ni a mis otros hermanos Mike y John”, dijo Berra. “Él no sabía de béisbol. Ellos tenían que trabajar y cobrar un pago. Pregúntale a cualquiera en The Hill: Tony era el mejor”.
Ahora que los Cardenales consiguieron su undécima Serie Mundial, The Hill sigue siendo una vecindad italiana, con la iglesia de St Ambrose, a la cual asistieron Berra y Garagiola, como punto de encuentro de los residentes.
Los numerosos restaurantes italianos y comercios, la presencia de Milo’s Bocce Garden, donde la gente puede reunirse para tomarse una cerveza mientras juegan bocce (boccia, juego italiano parecido a las bolas criollas practicadas en Venezuela), evocar un tiempo cuando el italiano era el lenguaje que más predominaba en las calles y donde las manos de los obreros estaban llenas de callos de tanto trabajar en las minas de arcilla, factorías de ladrillos y plantas de spaghetti.
“Vaya a cualquier vecindad de cualquier ciudad de Estados Unidos y pregunte, ¿Dónde están los italianos?”, dijo Joe DeGregorio, un italo-americano de segunda generación quién organiza tours en la vecindad.
Aunque no en The Hill, DeGregorio dijo que cuando la inmigración empezó en la última parte del siglo XIX, muchas personas llegaron desde un grupo de cinco pueblos cercanos a Milan al norte de Italia, más que de Sicilia y el sur, el origen de muchos otros inmigrantes italianos en Estados Unidos.
“Joe Garagiola solía molestar a mi padre porque era de Sicilia”, dijo DeGregorio.
Clara Scozzari, de 85 años, aún vive en Elizabeth Avenue, cerca de donde creció. Ella ha conocido a Berra casi toda su vida, o desde que ambos iban a Shaw’s School.
“Ellos solían jugar béisbol en la calle, y nosotros los veíamos algunas veces”, dijo Scozzari. “Ël era muy rudo, pero al final siempre era muy agradable”.
Hoy todavía hay una gran población de inmigrantes italianos en The Hill, gente como Salvatore Licata, quién vino aquí desde Sicilia en 1959 y ahora es dueño de la panadería Marconi. Giovanni Dominic Galati es el dueño de el restaurante Dominic en 5101 Wilson, allí son habituales Tony LaRussa, manager de los Cardenales hasta esta temporada, y Joe Torre, quién jugó y dirigió aquí. Galati dijo que The Hill había cambiado algo, pero que todavía mantenía ese atractivo diario y la simplicidad que le dio el sentido de lugar.
“Este es un lugar donde puedes caminar a la panadería y comprar una hogaza de pan”, dijo. “Y después del trabajo, tomar una cerveza en Milo’s y jugar boccia, ir a la iglesia y regresar a casa. Todavía es un lugar sin igual”.
Hace ocho décadas, allí fue donde Garagiola y Berra jugaron caimaneras. Todas esas décadas más tarde, el sitio permanece sólo a siete millas del foco del mundo del béisbol.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

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JOE GARAGIOLA

El Primero y Ultimo Juego de Beisbol en el Yankee Stadium‏

La nostalgia se apoderó de los fanáticos en la Gran Manzana, cuando se jugó el encuentro final de los Yanquis de Nueva York en el estadio que Babe Ruth ayudó a construir. Recuerdos imborrables de las hazañas realizadas sobre la grama por Ruth, Joe DiMaggio, Mickey Mantle, Yogi Berra, el Hombre de Hierro, Lou Gehrig y por todas esas estrellas refulgentes como ahora lo es Derek Jeter, que han vestido el famoso uniforme de rayitas y le han proporcionado a la novena un récord de 26 Series Mundiales conquistadas, más que cualquier otro equipo de deportes profesionales en la historia.

ero sobre todo el recuerdo de mi padre, quien me enseño los fundamentos del béisbol y que no se cansaba de contarme acerca de los inicios de la gran maquinaria yanqui con el Bambino a la cabeza. El 18 de abril de 1923, constituyó una fecha memorable para los seguidores de los Mulos de Manhattan, cuando acudieron a la inauguración de la Catedral del deporte de las bolas y los strikes. Y aplaudieron a rabiar cuando El Sultán de la Estaca disparó el primer cuadrangular por sobre las vallas anunciadoras del jardín derecho. Los Yanquis le ganaron a sus tradicionales rivales los Medias Rojas de Boston 4-1 con el veterano Bob Sharkey en el montículo.

 

Las ceremonias de inauguración incluyeron izar la bandera de campeones en 1922, de lo que se encargaron los managers Miller Huggins y Frank Chance de los Yanquis y Medias Rojas respectivamente. Se efectuó un desfile alrededor del parque liderados por el dueño de los Yanquis, Jacob Ruppert, el comisionado Kenesaw Mountain Landis y el gobernador de Nueva York Alfred E. Smith, quien igualmente se encargó de lanzar la primera bola.

Pasaron 85 años para que se produjera el final del Yankee Stadium, para dar paso a un estadio más moderno, construido a un costo de $1.3 billones, comparado con los $2.5 millones que costó el ya desaparecido recinto, que fue construido en 284 días. Para lanzar la primera bola el pasado domingo 21 de septiembre de 2008, en una ceremonia que duró 65 minutos, se escogió a la hija del Bambino, Julio Ruth Stevens, en un desafío donde los Yanquis a pesar de haber sido eliminados de los playoffs, ganaron con el estilo característico de los grandes, a los Orioles de Baltimore 7-3.

Durante el evento previo al juego, los peloteros de los dos equipos permanecieron de pie frente a la cueva, para ser testigos de la presentación uno tras otros de las legendarias estrellas del pasado como Whitey Ford, Don Larsen y Yogi Berra. Estos tomaron sus lugares ataviados como antes, con uniformes de color hueso, elaborados con lana auténtica y la franela típica a rayitas que caracterizó a los Yanquis desde 1916.

El resto es historia: Mariano Rivera terminó lo que Babe Ruth comenzó hace 85 años, cerrando el partido a pesar de no tratarse de una situación de salvamento. Derek Jeter fue retirado con dos outs en la novena entrada y corrió hacia fuera del terreno de juego ante la aclamación de 54,610 asistentes. Después les agradeció por los altoparlantes su lealtad por el equipo desde su fundación. Johnny Damon y el puertorriqueño José Molina jonronearon para ayudar en el triunfo al zurdo Andy Pettitte , quien tuvo la dicha de ganar luego de ayudar a los inquilinos de la ciudad de los rascacielos, a conseguir cuatro títulos de Serie Mundial y seis gallardetes de la Liga Americana entre 1996 y 2003.

Son históricas las palabras de Ruth, quien tras conectar el primer bambinazo en la casa que él ayudó a construir, dijo: “Yo pegué el primero, sabe Dios quien será el último”. El honor recayó en un pelotero latinoamericano, el boricua José Molina, quien ya inscribió su nombre para siempre junto al del Babe, en los anales del béisbol.

Se recordó a los ex jugadores fallecidos con la asistencia de los familiares de Phil Rizzuto, Thurman Munson, Elston Howard y Roger Maris. Una despedida clásica para un templo de inmortales, como sin dudas lo fue el Yankee Stadium.

Autor / Angel Torres ( 1800 beisbol)

Primero y Ultimo Juego de Beisbol en el Yankee Stadium

Gerardo Parra es un Guante de ORO‏


Excelencia a la defensiva



El venezolano Gerardo Parra, de Cascabeles de Arizona, vio recompensado su tremenda actuación defensiva en la temporada que recién finalizó al ganar el premio "Guante de Oro" como el mejor jardinero izquierdo en la Liga Nacional. 

En la votación Parra fue favorecido entre los otros dos finalistas Ryan Braun (Cerveceros de Milwaukee) y Matt Holliday (Cardenales de San Luis) por los managers y coachs del "viejo circuito". La selección fue organizada por la empresa Rawlings, fabricantes de artículos deportivos. 

Se convirtió Parra en el quinto jardinero criollo en ganar la distinción que premia la excelencia a la defensiva. Le precedieron Víctor Davalillo (1964), Bob Abreu (2005), Franklin Gutiérrez (2010) y Carlos González (2010). 

Parra comenzó la temporada como el cuarto jardinero de los "desérticos", sin embargo con el transcurrir de las semanas se ganó un puesto regular gracias a la seguridad que brindó con su guante y su capacidad de cortar rallys contrarios con su poderoso brazo, además de su aceptable producción con el madero. 

"Estoy supercontento. Nunca me esperé este premio. Empecé la temporada como back up y ahora la estoy terminando con mi primer Guante de Oro. Ahí están los frutos del trabajo que hice desde enero. Valió la pena el sacrificio. El tiempo de Dios es perfecto", declaró Parra al periodista Augusto Cárdenas luego de saberse ganador. 

En 125 juegos participados (117 como titular) como defensor de la pradera izquierda, Parra apenas cometió dos errores en 281 lances para porcentaje de fildeo de .993 y fue líder en asistencias con 12 corredores puestos fuera en las bases con sus precisos disparos. 

Vale destacar que se trató de la primera vez en que se entregan premios a las tres posiciones de los jardines. Con anterioridad hasta tres patrulleros centrales podrían ser los ganadores. 

Otros cinco venezolanos estuvieron entre los finalistas para este premio pero no fueron favorecidos: El campocorto Asdrúbal Cabrera (Indios) en la Liga Americana y sus colegas Ronny Cedeño (Piratas) y Alex González (Bravos) en la Nacional, además del intermedista Omar Infante (Marlins) y el antesalista Pablo Sandoval (Gigantes). 

Ganadores del Guante de Oro 2011 

 

Supo salir por todo lo alto‏

Tony La Russa salió por la puerta grande. Y esa es una digna despedida.

Muchos califican su trabajo como dirigente de los Cardenales en el 2011 como uno de los mejores. Estuvo al mando de un club que a 10 ½ de un cupo a la postemporada a finales de agosto, superó a Atlanta para ganar el Comodín de la Liga Nacional.

Eso pudo haber sido suficiente para que fuera una gran historia, pero su conjunto también ganó tres series de postemporada seguidas sin ser el favorito, y al final se llevó la Serie Mundial contra los Rangers en siete juegos, pero sin antes lograr una dramática victoria en el Juego 6. No pudo haber un mejor momento para que La Russa haya anunciado su retiro, que anunció el lunes, luego de un gran triunfo de su equipo.

San Luis fue el ejemplo de lo mejor de los equipos dirigidos por La Russa -- la manera en que todos se niegan a darse por vencidos a pesar de las circunstancias. Aunque el enfoque cae sobre héroes de la postemporada, lo que siempre separa a los clubes de La Russa a los demás es su capacidad de luchar durante un largo camino, dar todo su efuerzo en cada momento que están sobre el terreno.

Por eso el lugar de La Russa entre los mejores pilotos de todos los tiempos no sería tema de debate. En la lista histórica es tercero en triunfos y pudo haber sido segundo sobre John McGraw, si hubiera decidido volver para otra campaña. Pero eso no era parte del panorama de La Russa.

"Estoy consciente de la historia del juego", expresó La Russa. "Pero no estaría contento si mi único motivo para regresar fuera para ascender un puesto. Esa no fue la razón por la que decidí ser manager".

La Russa fue uno de solamente nueve pilotos en dirigir tres campeones de Serie Mundial. Fue uno de solamente dos en ganar el Clásico de Otoño en ambas ligas, junto a Sparky Anderson.

Por la manera en que La Russa dirigió también cambió la manera en que se jugó el béisbol. Su empleo de relevistas para ciertas situaciones definió la forma en que se emplean los bullpens en el béisbol actual.

A La Russa nunca le sobraron los críticos, lo que en cierta forma es prueba del éxito que ha tenido. Posiblemente pudo haber ganado más de un Clásico de Otoño con Oakland en los años 80 y comienzosde los 90, pero un jonrón de Kirk Gibson cambió las cosas en 1988.

Los Cardenales bajo La Russa no eran muy queridos por sus oponentes. Pero los pupilos de La Russa se ganaban la admiración y respeto del rival al demostar su gran esfuerzo, y con el paso del tiempo, su éxito.

Y La Russa no dudó en ser el centro de la controversia si eso lograba que el otro equipo se olvidara de su principal meta de darle una derrota a los Cardenales. Durante los años La Russa logró enfadar a varios pilotos en la otra cueva y eso siempre resultó a favor de su club.

Al preguntársele sobre su éxito mientras seguía acumulando triunfos, La Russa típicamente contestaba "conté con excelentes organizaciones" o "conté con excelentes situaciones". Es cierto, fueron situaciones positivas con los Medias Blancas, Atléticos y por las últimas 16 temporadas, con los Cardenales.

Pero por otra parte, aquellas situaciones y organizaciones fueron mucho mejores porque su manager fue Tony La Russa. El gran dirigente deja el juego en lo más alto de su carrera. Y sale como un innovador, un hombre que comprendió el papel que juegan las cualidades impalpables de un jugador, el gran esfuerzo y determinación. Tony La Russa, que ya tiene un puesto asegurado en el Salón de la Fama, nunca dejó de luchar.

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Título épico

Los Cardenales de San Luis, el equipo que nunca se amilanó, se consagraron el viernes campeones de la Serie Mundial por décima primera vez en su historia al vencer 6-2 a los Rancheros de Texas. En el primer séptimo juego en una Serie Mundial desde 2002, Chris Carpenter exhibió su casta al lanzar seis entradas para los Cardenales con tres días de descanso. Además, los inesperados héroes David Freese ("Jugador Más Valioso" de la serie) y Allen Craig volvieron a ser fundamentales con sus bates. Craig conectó un jonrón que le dio la ventaja definitiva a San Luis en el tercer episodio y Freese bateó un doble remolcador de dos carreras que sirvió para borrar de inmediato una ventaja madrugadora de Texas, que pagó muy caro el descontrol de sus lanzadores. Una noche después de sobrevi vir tras encontrarse dos veces a un strike de quedar eliminado, San Luis se convirtió en el 19no conjunto en la historia que voltea una desventaja 3-2 en el Clásico de Otoño para consagrarse. De mejor forma no pudo ser al considerarse el torbellino que el equipo de la región centro-norte de Estados Unidos tuvo que pasar para primero colarse a la postemporada y luego tumbar a favoritos uno tras otro. Tuvo que remontar una diferencia de 10 juegos y medio para quitarle el comodín a Atlanta en el último día de la temporada regular. Tuvo que repuntar después de ir 2-1 en contra en la serie de primera ronda contra los Filis de Filadelfia, dueños de la mejor foja de la temporada regular. Después dejó fuera a Milwaukee, el rival que le superó en la División Central por seis juegos de diferencia. Y por supuesto las dos remontadas de la noche previa, en las que Freese empató el juego en el noveno inning con un triple y lo definió con un jonrón en el undécimo.

 

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Cardenales de San Luis conquista Serie Mundial de béisbol‏

Los Cardenales de San Luis derrotaron este viernes 6-2 a los Vigilantes de Texas y conquistaron la Serie Mundial de béisbol en las Grandes Ligas norteamericanas de béisbol.

Los Cardenales mostraron en el séptimo encuentro, disputado en el Busch Stadium, la misma combatividad que les dio el triunfo la noche anterior en 11 entradas.

Texas anotó dos en el capítulo inicial por boleto al venezolano Elvis Andrus y dobles consecutivos de Josh Hamilton y Michael Young al bosque derecho.

Pero San Luis igualó el pizarrón en la parte baja de esa misma entrada mediante boletos al dominicano Albert Pujols y Lance Berkman y doblete del inspirado David Freese, que impulsó a sus dos compañeros.

En el tercero San Luis tomó la delantera con un cuadrangular de Allen Craig sobre la barda del ala derecha.

Los ahora campeones agregaron dos más en el quinto cuando Allen Craig fue transferido, Pujols recibió pelotazo y Freese caminó en forma intencional. Entonces Yadier Molina recibió otro boleto y Rafael Furcal pelotazo, que propiciaron las anotaciones.

La sexta y última de los Cardenales llegó frente al relevista Mike Adams por sencillo de Berkman, boleto a Freese y sencillo de Furcal al centro que llevó a Berkman a la goma.

Chris Carpenter se acreditó la victoria al lanzar seis entradas, con igual cifra de indiscutibles, dos carreras limpias y cinco ponches. El abridor de Texas, Matt Harrison, cargó con el revés al tolerar cinco hits, tres carreras limpias, incluido el cuadrangular de Craig. Los Cardenales, que han disputado 18 Series Mundiales, lograron el undécimo título, el anterior en 2006. Es el segundo equipo en coronas detrás de los Yankees de Nueva York, que ostentan 27. Texas no ha conseguido ningún título para sus vitrinas desde su creación en 1961 cuando debutaron con el nombre de Senadores de Washington. En 1972 se mudaron a Texas y demoraron 49 años hasta 2010 en llegar al Clásico de Otoño

Develan estatua de Brooks Robinson en el Camden Yards‏

Una estatua en honor del tercera base miembro del Salón de la Fama Brooks Robinson, fue develada en el estadio Camden Yards frente a una pequeña, pero animada concurrencia de aproximadamente mil personas.

La imagen del pelotero de 74 años de edad que fue colocada en un área que ahora oficialmente es llamada Plaza Brooks Robinson, es una estatua de bronce de nueve pies de altura, que muestra al una vez ganador del Guante de Oro como más lo recuerdan los fanáticos: protegiendo la tercera base.

Este evento que fue un esfuerzo en conjunto entre la Fundación The Dorothy L. y Henry A. Rosenberg Jr., con la Fundación The Babe Ruth Birthplace, no será el último en el que Robinson sea honrado. Se espera que los Orioles anuncien los planes para rendirle un tributo especial a Robinson y al resto de los miembros del Salón de la Fama del equipo - Frank Robinson, Earl Weaver, Eddie Murray, Jim Palmer y Carl Ripken Jr.- para coincidir con el aniversario # 20 del estadio Camden Yards en el 2012.

 

 

Estatua de Brooks Robinson en el Camden Yards. 






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Publicado por MUNDO LOCO para Beisbol 007

 

A 70 años de la hazaña‏

El 22 de octubre de 1941 es la fecha más memorable del deporte venezolano, ¿por qué?, porque 18 jugadores, entrenadores y delegados tomaron un barco días atrás hacia La Habana, Cuba con la misión de representar a Venezuela en la IV Serie Mundial de Beisbol Amateur. 

La novena dirigida por el carabobeño Manuel Antonio "El Pollo" Malpica jugó su primer encuentro ante Puerto Rico, Daniel "Chino" Canónico, se adjudicó el triunfo con pizarra de 12-1. Venezuela siguió su camino victorioso, ante El Salvador 8-2, contra México 5-2, los Estados Unidos sufrieron una contundente derrota con marcador de 12-1, Panamá sucumbió ante los criollos 7-2, ante Nicaragua los venezolanos mantuvieron el invicto con blanqueo 6-0. 

República Dominicana acabó con la racha positiva de Venezuela al derrotarlos 4-2. La novena venezolana tuvo una oportunidad de oro para igualar la punta derrotando a Cuba 4-1 para empatar el primer lugar de la tabla clasificatoria con registro de siete victorias por una derrota con los mismos antillanos. 

Y fue así...cuando el 22 de octubre de 1941 llegó, dos equipos latinos (Venezuela-Cuba), dos naciones que han tenido momentos históricos en el ámbito político y que se enfrentarían como épicos guerreros por el orgullo de nombrarse campeones mundiales. 

Venezuela se paralizaría por completo para escuchar una transmisión radial sobre un deporte que en su momento no era el número uno del país. El Consejo de Ministros declaró día de asueto en escuelas y suspendieron sus reuniones. 

El "Chino" Canónico, subió a la lomita por los nuestros y los cubanos mandaron a Conrado Marrero para contrarrestar la ofensiva venezolana. 

Venezuela derrotó 3-1 a Cuba, todo era emoción, Venezuela se había convertido en campeón de la IV Serie Mundial de Beisbol Amateur y ese logro cambió la vida de todos los venezolanos, la victoria se celebró con algarabía. El presidente de la época, el General Isaías Medina Angarita decretó este día como Día Nacional del Deporte. 

La tropa venezolana regresaría en barco a Venezuela y fueron recibidos en el puerto de La Guaira por más de 25.000 personas, ¡qué hazaña!, gracias a estos hombres el beisbol se consolidó como el deporte rey en nuestro país y 70 años después los seguimos recordando con cariño y rindiendo honores a esos 18 peloteros que lo dejaron todo en el diamante cubano. 

Mi juventud no me permitió sentir de cerca este logro, pero los archivos gráficos, sonoros que relatan paso a paso esta proeza lo emocionan a uno por eso que llamamos "el sentir venezolano". Gracias a Manuel "El Pollo" Malpica por su temple en la dirección del equipo, gracias para Abelardo Raidi (quien fue el delegado) a Hermán "Chiquitín" Ettedgui, ambos carabobeños también, por sus relatos y textos que engrandecieron a estos hombres... gracias "Héroes del 41" esto es para ustedes. 

Lanzadores: Juan Francisco "Gatico" Hernández, Barboza, Ramón "Dumbo" Fernández, Felipe Gómez, Benhamín Chirinos, Daniel "Chino" Canónico, Pedro"Buzo" Nelson, Infielders:Luis Romero Petit, José Antonio Casanova, Dalmiro Finol, José Pérez Colmenares, Enrique "Conejo" Fonseca, Atilano Malpica, Jardineros: Jesús "Chucho" Ramos, Héctor Benítez "Redondo", Julio Bracho, Francisco "Tarzán" Contreras, Guillermo Vento.

FUENTE  :  El Carabobeño


5555551 Rendirán homenaje a Héroes del 41 del beisbol este sábado en el Estadio de la Ciudad Universitaria

Tomasito con 900

El barquisimetano Tomás Pérez llegó a 900 imparables en la historia de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional en la noche de ayer después de conectar un envío al zurdo Hunter Jones hacia el bosque central a la altura del tercer episodio en el cotejo entre Lara y Zulia, el primero de una serie de dos en la capital occidental y el tercero corrido entre ambas novenas.

Pérez, que inició su carrera con los desaparecidos Petroleros de Cabimas en la campaña 1991-92, llegó a esta cifra y se ubica en el décimo lugar en la lista de todos los tiempos, está a 11 hits de Ángel Bravo quien acumula 911 indiscutibles. El criollo ha vestido además las camisetas de Pastora de Los Llanos, Caribes de Oriente, Leones del Caracas, Navegantes de Magallanes y desde la 2008-2009 es parte de los pájaros rojos después de llegar en un cambio por Wikleman González.

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beisbol007 | October 19, 2011 at 1

Históricos jonrones en la Postemporada‏

El dominicano Nelson Cruz pegó el primer cuadrangular con las bases llenas para decidir un juego dejando al contrario en el terreno en la historia de 108 años de juegos postemporada.

Fue un batazo de la variedad conocida desde hace un tiempo como "walk-off", porque la carrera o carreras que produce significan el final del partido.

Fue un capítulo más en la rica historia que Cruz está escribiendo en partidos de playoffs desde el año pasado.

Ese "Grand Slam" del Lunes nos motivó a recopilar los cuadrangulares más dramáticos que han dejado al contrario en el campo en la historia de Postemporada. A continuación, un recuento de ellos:

 

1- Bill Mazeroski, Juego 7 Serie Mundial de 1960, Pittsburgh: Los Yankees habían sobreanotado a los Piratas 46-17 en los primeros seis juegos de la Serie Mundial, y a pesar de eso la misma llegó a un partido decisivo. Cualquiera diría que era un preludio a favor de Pittsburgh. Ese último encuentro estaba 9-9 en la conclusión del noveno cuando Mazeroski conectó su inolvidable estacazo contra Ralph Terry para darle la corona a los Piratas. Fue la primera vez que un clásico Otoñal terminó con ese nivel de dramatismo.

 

2- Joe Carter, Juego 6 Serie Mundial de 1993, Toronto: Carter se convirtió en apenas el segundo jugador que definía una Serie Mundial con un cuadrangular, 33 años después del batazo de Mazeroski. Toronto perdía 6-5 en la conclusión del noveno en el sexto partido, con la serie a su favor 3-2. El dirigente de los Phillies de Philadelphia Jim Fregosi apeló a su descontrolado y errático cerrador Mitch Williams para proteger la ventaja. Cuando Carter encontró un slider del zurdo y lo depositó del otro lado de la verja del entonces llamado Sky Dome, los Azulejos fueron campeones por segundo año sucesivo. Fue la cuarta situación de salvamento estropeada por Williams en la postemporada.

 

3- Kirk Gibson, Juego 1 Serie Mundial de 1988, Dodgers: Luego de ayudar a su equipo a ganar la división, Gibson se lastimó en la Serie de Campeonato contra los Mets y llegó a la Serie Mundial en deplorables condiciones físicas. Los Dodgers perdían el primer juego 4-3 en el noveno inning cuando el dirigente Tom LaSorda decidió jugarse una carta, llamando a su maltrecho estelar a batear de emergente representando la victoria. Gibson encontró un slider de Dennis Eckersley (prácticamente intocable durante toda la temporada) y el momento que nos dejó es mejor descrito por Jack Buck, narrador de la cadena CBS en aquel momento: "Yo no creo lo que acabo de ver".

 

4- Carlton Fisk, Juego 6 Serie Mundial de 1975, Boston: Para muchos este es uno de los mejores partidos de béisbol en la rica historia de postemporada. El mismo se encontraba 6-6 en el 12mo inning y el novato Pat Darcy lanzaba por los Rojos de Cincinnati. En conteo de 1-0, Fisk conectó un batazo que pasó por encima del monstruo verde muy cerca del poste de fair. En la repetición se puede ver al bateador gesticulando para que la pelota se mantuviera en zona buena, y eso fue exactamente lo que ocurrió. Los Rojos se coronaron campeones al día siguiente, pero las emociones del día anterior constituyeron la cúspide de una extraordinaria Serie Mundial.

 

5- Kirby Puckett, Juego 6 Serie Mundial de 1991, Minnesota: Igual que en 1975, el sexto juego del clásico de 1991 fue no apto para cardíacos. Justa coincidencia, ya que estas son dos de las mejores Series Mundiales en la historia. Kirby Puckett había realizado una increíble jugada en el 8vo capítulo para robarle un jonrón a Sid Bream y mantener el juego 3-3. Ahora le correspondía batear en el inning 11 frente a Charlie Leibrandt. Su inolvidable día culminó con un legendario cuadrangular que le dio la victoria a los Mellizos y provocó un partido decisivo.

 

6- Chris Chambliss, Juego 5 Serie de Campeonato 1976, Yankees: Con la pizarra 6-6 en la conclusión del noveno episodio del partido decisivo de la Serie de Campeonato, el inicialista de los Yankees Chris Chambliss desapareció el primer lanzamiento del relevista de Kansas City Mark Littell, llevando a los neoyorquinos a su primera Serie Mundial desde 1964. La celebración de los fanáticos fue tan exagerada que Chambliss no pudo pisar el home plate, viéndose obligado a escapar hacia los camerinos luego de doblar por tercera.

 

7- Aaron Boone, Juego 7 Serie de Campeonato 2003, Yankees: Los Medias Rojas buscaban llegar a la Serie Mundial por primera vez desde 1986, y salieron delante 4-0 en el partido decisivo. Sin embargo, el dirigente Grady Little no apeló a su bullpen a tiempo para reemplazar a un agotado Pedro Martínez, permitiendo que los Yankees empataran el juego a 5 en el octavo. Luego de tres entradas en blanco del estelar Mariano Rivera, Aaron Boone conectó el palo de su vida en la conclusión del 11mo inning contra Tim Wakefield. Los Yankees avanzaron al Clásico Otoñal y Boone se convirtió en enemigo público número uno en Boston.

 

Otros:

- Ozzie Smith, Juego 5 Serie de Campeonato 1985, St. Louis.

- David Ortiz, Juego 4 Serie de Campeonato 2004, Boston.

- Derek Jeter, Juego 4 Serie Mundial 2001, Yankees

 

AUTOR:   Kevin Cabral /  Impacto deportivo

 

 

 

 

  Carlton Fisk y su historico homeruns en la Serie mundial del 75

 

 

 

 

Setenta años del campeonato mundial de 1941 y aquel discurso de Andrés Eloy Blanco‏

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"Batazo largo de Pérez Colmenares…batazo largo de Pérez Colmenares.." Así empezaba un disco de 33 rpm de una colección de la historia de Caracas que tenía papá en el mueble donde guardaba los acetatos. En esa grabación se hablaba de la historia audiovisual y Simón Díaz era el moderador quién luego de la transmisión del batazo de Pérez Colmenares hizo algunos comentarios y anécdotas del acontecimiento. Entre ellas mencionó una celebración particular que hubo en La Guaira. Los familiares del "Chino" Canónico bajaron al puerto para recibirlo y allá se fajaron a cantar "El totumo de Guarenas" una composición musical de Benito Canónico, tío del "Chino".
Otro de los episodios que más he conocido de aquella gesta a través de la prensa y la radio, tiene que ver con los oficios del delegado del equipo, Abelardo Raidi, para lograr que los organizadores del evento retrasaran la final ante Cuba un día más, lo cual permitió que el "Chino" abriera aquel partido.
En aquella colección audiovisual cada disco venía guardado dentro de un libro con las dimensiones del acetato. Allí se complementaba en textos, dibujos y fotografías, los sonidos del disco. Un dibujo que se grabó en mi recuerdo plasma a una multitud reunida en una plaza publica. Todos levantaban las orejas hacia un radio de galena de ciertas dimensiones ubicado en un pedestal de dos metros de altura. Un niño templaba el vestido de una señora. "Mamá ¿quién va ganando?". La señora hacía señas con la mano. "Espérate, espérate…que ahí viene el lanzamiento del Chino…"
La sociedad venezolana se compactó como nunca alrededor del Campeonato beisbolero alcanzado en Cuba. Aún resuena en todo el país el discurso pronunciado por el poeta Andrés Eloy Blanco para recibir a los campeones.
"Comenzaré por recordar a los poetas. Porque era esta la tribuna preferida de Píndaro; porque el primer canto que conocemos del poeta fue la consagración de un niño de Tesalia, vencedor de una carrera olímpica. Así, en un estadio así, sobre una tierra ardiente como esta, bajo un cielo azul como este, se hizo a Grecia. De la arena de Olimpia surgió la línea de la cultura helénica, de la nube de atletas salían los marinos que dejaban cantando el golfo arcadio para surcar el Jonio bajo velas de púrpura; de allí surgieron los diez mil que saludaron al Mar Negro con grito de salvación; allí los magistrados bebían fuerza, bondad y equilibrio; allí nutrió las pantorrillas el heraldo de Maratón; tanto significaba para Grecia el estadio, que contaba los tiempos, ya no por años, sino por olimpíadas; mientras duraban los juegos, no podían declararse la guerra las naciones vecinas; y si alguna guerra existía para esa temporada, la tregua se imponía, las hostilidad es cesaban, las armas se dormían como locos cansados. Toda división, toda rencilla, se dejaba de lado; en los festejos a los vencedores, los poetas cantaban cantos píticos, los pintores exhibían sus cuadros y los escultores sus estatuas; allí leyó Herodoto su Historia e Isócrates su Panegírico; los pueblos enviaban embajadas para saludar a los triunfadores y eran teorías vivas y traían palmas y laureles; y, mientras desfilaban por la arena o reposaban del banquete en el Pritáneo, el magistrado, el poeta, el escultor, el pueblo, bebían para siempre la luz griega, para plasmar la acción y el pensamiento de lo clásico, ya en la expresión de equipo o de orfeón que le dio ser al pacto de Corinto, ya en la profunda voz humana que detenía el canto de las aves en el paseo aristotélico; ya en el rumor de abejas que van a buscar miel sobre los labios de Píndaro dormido, ya en la sentencia de Pericles o el postulado de Licurgo, ya en el cándido sobresalto de Fidias que quiere eternizar la forma de la límpida justicia en el reposo de la luz de Grecia, caída sobre el torso de Apolo o reclinada en las caderas de las Gracias. (Ovación).
Pero dejemos Grecia, que, siglos adelante, sobre el puente de un navío español, nos espera la suprema olimpíada. Contemplemos de paso la conquista, que, si fue una hazaña de la inconformidad fue también un producto de la buena salud y el ansia de justicia.
Nada nuevo diríamos si nos detuviéramos a considerar lo que ganan los pueblos que cultivan la agilidad del músculo, la certeza del movimiento, el tino de la mirada; pero nunca sería demasiado hablar de ello y proclamar cómo, cuando el deporte no es un simple juego de vagancia, sino una noble función de cultivo que se realiza con espíritu de superación, con sentido de grupo, con voluntad de patria sana, de humanidad optimista y saludable, de conjunción armoniosa del ser en el gran ser colectivo y de las almas en la gran naturaleza, el deporte es un taller de reparaciones humanas.
Ganoso estoy de llegar a la hora que comento. No puede ser muy larga esta salutación en la que se ha querido poner en mi boca, para llenármela de gloria, la palabra de mi pueblo. En nombre del pueblo venezolano vengo a hablar; la conciencia de esa comisión rebasa el horizonte de mi verbo; pero sé que debo apresurarme; los viajeros estarán cansados, los que vienen a recibirlos estarán ansiosos de la tertulia personal; los comentarios estarán estallando entre los labios. Por eso, como cortada con tijeras de cuanto podría decir, va esta salutación como una caja de estampas de mi tierra. En todas ellas hay juego de destreza con jugadas de altura y recesos de meditación.
La primera, es una cancha de Aranjuez. El príncipe de un lado, del otro lado, el criollo; va y viene el volante emplumado, resbalan las zapatillas y cruje el ante del pantalón ceñido, salta el sudor de los revueltos canelones a la gorgueras espumosas, vista, pulso y designio, van tomando compás ultramarino; el volante va y viene por el azul de la cancha, desde el príncipe al criollo, desde el criollo hasta el príncipe, como los barcos van por el azul océano, desde América a España, desde España hasta América. De súbito el volante ha golpeado la cabeza del príncipe, en el propio lugar de la corona ; así se fue, sin ser devuelto el último navío guipuzcoano. (Aplausos).
En la segunda estampa, el campo se dilata como un mundo de verdes, de blancos, de azules y de ocres; la criollada está al bate; su capitán tiene en el bate el supremo campeonato de la libertad. Hay un hombre en primera, en Carabobo; hay un hombre en segunda, en Boyacá; hay un hombre en tercera, en Pichincha. El capitán afronta la alta tribuna de la cordillera; el le lanza banderas y ella le devuelve cóndores… La pelota del mundo nuevo rompe de pronto los azules que suenan como sedas rasgadas; resplandece la cancha de Ayacuho con la estela del cohete cuadrangular, y, paso a paso, con renuevo de Grecia en el reposo de los bustos henchidos, van entrando al hogar cuatro patrias nacientes. Y así fue como entonces, hizo el viejo volante su segundo Aranjuez y el vasallaje fue out en los diamantes de América. (Gran ovación).
En la tercera etapa va el equipo sin rumbo, falto de cohesión; marchas de selva a playa, de llano a cordillera, descentrado el designio, rota la fe, perdido el equilibrio. No abundan los que buscan la posición precisa y el justo lanzamiento, muchos son los que anhelan, sin nexos solidarios la fácil atrapada; hacia atrás de los burdos bateadores, cae foul el mundo que soñó hacer su órbita; pocos ven hacia arriba; apenas unos cuantos y la tierra miran hacia lo alto; aquellos, persiguiendo estrellas para aclarar el rumbo oscurecido y la tierra esperando un fly de lluvia para la siembra abandonada. (Aplausos).
En la estampa final, la cancha ha recobrado la luz, el equipo ha recobrado su confianza. Vuelve la hora de estadio y el pueblo vuelve a tomar el rumbo del estilo. Porque la historia de Grecia se repite; no eran los atenienses los que iban al estadio a contemplar a Praxíteles ni a Solón. Eran Solón y Praxíteles quienes iban a tomar lecciones de armonía y sorbos de plenitud en la muchedumbre acompasada. Cuando el deporte es patrimonio de unos pocos, cuando el gimnasio está en las manos de los escogidos, sólo es un campo de solaz o una escuela de fuerza singular y aislada, de donde sale el atleta que atropella a los débiles; y en las manos de un pequeño grupo que se cultiva solo, no llega a prosperar el sentido social y verdadero del deporte; pero cuando esta cultura pasa a manos del pueblo, entonces cobra su honda significación de conjunto: el sentido de equilibrio va extendiéndose hasta plasmar en forma de solidaridad colectiva y de disciplina nacional. Y así es la cultura general; y así es la cultura de gobierno; y así es el camino del estilo. Los que leemos libros, muchos libros, los que gobiernan pueblo, los que cultivan artes, los que redactan leyes, llevan cuando son grupos selectos, las huellas de las cosas leídas; su cultura está en ellos, ajena muchas veces a su ambiente. Llegan al pueblo los libros, las artes, la ciencia del gobierno, esa misma cultura de los selectos; y el pueblo, más enraizado en sí, más sembrado en su tierra, va, involuntaria o voluntariamente, marcando esa cultura con su manera peculiar, sudándola con su ardor, imprimiendo al deporte su típica jugada, imponiendo al artista perfil, gesto y presencia, dando a la democracia la forma de sus manos, estampando en la Ley la forma de su anhelo; y entonces, van Pericles y Licurgo, Píndaro y Praxíteles, a aprender la lección de cara nueva, a aprender la lección de gesto propio en que el pueblo devuelve la cultura transformada en estilo. (Aplausos)
Después de las estampas, vienen las meditaciones. ¿Qué significa esta fiesta, fuera de lo que el campeonato traduce en el campo de la fraternidad internacional? Hay algo muy lejos y muy por encima de lo que representa la celebración de un certamen campeonil; cuando los muchachos venezolanos iban amasando en La Habana, cero a cero y hit por hit el campeonato Mundial de Baseball Amateur, otro evento se estaba librando en el espíritu nacional. En los pies, en los brazos y en las cabezas de nuestros jugadores, a medida que iban acumulando triunfos, iban poniendo junto a la fe deportista, otra fe en otra cosa. Tanto ha conocido de derrotas desde hace tantos años, este pueblo, que su fuerza mayor era de resistencia y de asimilación. Su fe en si mismo se reincorpora hace pocos años; pero contra esa fe están sus problemas tradicionales; paludismo y anemia, desequilibrio entre su pan y su hambre, entre su agua y su sed; todo eso, va haciendo estragos y va creando el complejo de inferioridad específica, la derrota se recibe con amable comentario. Pero la radio va anunciando los triunfos, nos dice que un grupo de los nuestros, y no de los que han vivido mejor, sino de los que tienen que correr más detrás de un pan que de una pelota, está imponiendo su músculo y su mente en un concurso con atletas internacionales. Y entonces el que ya va creyendo en la anemia como en un destino, cree en si mismo como en un camino. Ya lo dijo el magistrado: "Lo mejor de esta victoria es la confianza recobrada, la fe en el rendimiento. Y algo más: el equipo está formado por muchachos de varias regiones. La espera se hace unánime, el alma de la nación se hace íntima, compacta, un alma sola para toda la Patria; desde el Presidente de la República hasta el último hombre del último rincón, desde el que practica el deporte hasta la niña que ignora los rudimentos de él y el severo académico y el sabio profesor y el enfermo ya casi agonizante, todos están ante la radio, esperando; y ya puede decirse que no es en los guantes de nuestros jugadores donde caen las pelotas bateadas por sus contadores, sino que todas se meten en la voz de la radio, para caer, en atrapada unánime, como en una mascota de ternura, en el alma del pueblo que recobra su fe. (Ovación).
En la tarde del último juego, cuando volví a mi casa, me encontré con un niño flaco, amarillo, casi un hilo; era la estampa de la anemia. Mientras lanzaba una pelota contra la pared, hablaba solo; comentaba la victoria alcanzada; y en un gesto de atleta imaginario exclamó: __Yo soy Vidal López. (Risas). Antes, los niños venezolanos se bautizaban con nombres de guerrilleros y había un poco de eso en todos ellos; pero éste, así como es, es Vidal López. Cuando le ví, tan flaco, estuve a punto de decirle: __No, hijo mío, tú no eres Vidal López. A Vidal López lo dio la tierra sola, a puro esfuerzo, como dio el Samán de Güere o la Ceiba de San Francisco. Tú no eres Vidal López porque cuatro generaciones de tus antepasados fueron, o los llevaron, a regar sus esfuerzos en inútil trajín de sangre y odio, sobre la pobre tierra abandonada; tú no eres Vidal López, porque los campos estuvieron sin brazos y tu sangre corría y se gastaba con el mal pan, con el mal t echo, con el mal camino, con la mala bebida. Pero ahora la voz de la radio trenzada con la voz del pueblo, vigorosa de confianza, borró aquel mal recuerdo, porque tuve confianza de la renovación de la fe. Y aquí vengo a decir que este triunfo debe ser un estímulo, que la energía nacional ha de aumentarse para que la fe no disminuya; que la vivienda sana y la alimentación han de ser un designio inquebrantable. Porque toda esta unidad del espíritu nacional debe concretarse en ayudar a la tierra a producir sus samanes y sus ceibas humanos, para que sea Vidal López el niño de mi cuento. (Ovación).
Y todo cuanto pueda decirse del esfuerzo venezolano se está diciendo también del esfuerzo cubano. Marinos cubanos del más hermoso barco anclado en el más hermoso de los mares, llevad a Cuba, gracia pasión y mimo de la América, el saludo del pueblo venezolano y la conciencia de que no ha habido un solo triunfador. Porque si alguien debe sonreír satisfecha de la victoria venezolana es Cuba. Porque fue Cuba quien nos enseñó a jugar este maravilloso juego. Todavía recuerdan los viejos aficionados los días del Club de Caracas, en 1896, cuando los cubanos Miguel y Joaquín González y Adolfo Inchausti pusieron el primer bate en manos de los Franklin, de los Sola, de Lorenzo Llamozas, de Roberto Todd. Y en la hora gloriosa del "San Bernardino" fue un gran pelotero cubano, Emérito Argudín, quién estimuló la vocación de Carlos Márquez, de Lesmes Urdaneta, de Jaime Todd, de Vicente Marturet, que pitcheaba con cuello duro y corbata, de Julio Carvajal, de tantos otros y del Mudo Izquierdo, que si hoy estuviera vivo, hablaría por la primera vez. Y sin contar a otros, aquí está el gran espíritu deportista de José Rodríguez, parte del alma y del pensamiento del equipo, en quién se realiza mejor que en nadie la unión deportiva de Cuba y Venezuela. Y esta victoria venezolana no es otra cosa que un triunfo de la escuela cubana y la gloria del maestro en el triunfo del discípulo. Llevad este saludo a ese querido pueblo y decidles que hoy he querido tomar para ellos la expresión, nunca más adecuada, de mi tocayo Eloy González en una noche memorable de la cultura: "Gracias a Dios, señores, que los tiempos contenían una hora para la tribuna, en que pudiera hablarse de heroísmo sin delito, de glorias sin sangre y de victorias sin lágrimas". (Clamorosa ovación).
Y a vosotros, jugadores el equipo venezolano, gracias en nombre de nuestro pueblo, que os debe esta gran alegría y este gran paso de su fe. En nuestra hora de combate cultural se concentró la angustia, el ansia de belleza y de armonía en la actuación, el afán de disciplina, el propósito de confianza y optimismo; en nombre de ese pueblo os saludo y os pido que no perdáis nunca de vista ese espectáculo de unanimidad espiritual, de manera que ahora y mañana como ayer, cuando estéis en el campo deportivo o en el taller, o en la oficina, o en la función ciudadana, sintáis en vosotros aquella unanimidad y en cada actuación vuestra os repitáis con íntima delicia: "Venezuela en el bate. Prevenido el futuro". (Aplausos en ovación).
Más adelante en las páginas del libro encontré una entrevista con el Chino Canónico. Me parecía flotar entre el estadio "San Agustín" y el estadio "La Tropical" de La Habana.
Cada vez que soltaba aquel acetato a girar en el picó, levantaba la aguja varias veces para regresar a la parte del béisbol del 41. Más de una vez Papá me llamó la atención porque "vas a desgastar la aguja. Pasé como tres días buscándola. Además ya ese disco debe estar rayado". Después de la simulación de la narración de Simón Díaz venía el estallido de las tribunas al terminar el juego. Después desbordaban la alegría "Tomando ron con coca-cola dice papá y mamá…" Seguí registrando las páginas de libro y encontré unas reflexiones del Chino Canónico: "Cuando llegamos al estadio La Tropical sentí un escalofrío que no sé todavía si fue miedo o por la impresión de encontrar el parque lleno hasta el techo". "Al cerrar el sexto inning, luego de haber recibido hits seguidos de Napoleón Reyes y Andrés Fleitas, sin outs. Tuve la certeza de que sería difícil para los cubanos vencerme en los innings restantes. Al concluir ese inning me sentí "otro". En esa entrada mi "screw ball" me rompió a maravillas contra Cuervo y el "americano" Charles Pérez…"

 

Alfonso L. Tusa C.

BEISBOL MEXICANO—ROBERTO “BETO” AVILA

Cuando hablamos de este excelente jugador mexicano debemos recordar que fue una gran tocador de bolas con una buena velocidad dentro del terreno de juego. En su hoja de trabajo tiene el haber conectado tres bambinazos en un partido, un doble y un sencillo para un total de 15 bases alcanzadas. Este hecho ocurrió vistiendo el uniforme de los Indios de Cleveland el 20 de junio de 1951 en un partido en el Fenway Park de Boston. Avila nace el 2 de abril de 1924 en la ciudad de Veracruz, en 1954 se convirtió en el primer pelotero hispano en ganar un titulo de bateo en la Liga Americana. Bateo para un excelente promedio de 341, participo en la Serie Mundial de 1954 cuando los Indios de Cleveland fueron derrotados por los Gigantes de Nueva York.

Participo en tres Juegos de Estrellas (1952-1954-1955), en el primero la Liga Nacional salio por la puerta ancha con score de (3-2), el mexicano remolco una de las dos anotaciones de la Americana con un sencillo en dos oportunidades. En 1954 aporto en la victoria de la Americana (11-9) bateando de (3-3) con dos empujadas. Avila participo en las mayores durante 11 temporadas, tras debutar con los Indios de Cleveland en 1949. Con los Indios jugo hasta el 1959 pasando luego al Baltimore, Boston y Milwaukee sucesivamente.

Su promedio de por vida fue de 289, 80 cuadrangulares, 1,296 hits, 725 carreras anotadas, 185 dobles, 35 triples, 78 robos de base, 465 impulsadas en 1,300 partidos. En su tierra natal, México, jugo para los Pericos de Puebla y los Tigres Capitalinos en la Mexicana de béisbol y para los Chileros de Xalapa en la Liga Invernal Veracruzana.Es reconocido por haber sido el impulsor del béisbol mexicano. Murió en Veracruz a los 80 años a causa de diabetes.

KAKO VAZQUEZ

HISTORIADOR

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BEISBOLAZOS DE AYER Y HOY.....MOMENTOS GRAVES DEL BEISBOL DE LAS MAYORES-1920‏

En 1920 el béisbol de las Grandes Ligas pasaba por uno de sus momentos más graves desde su nacimiento. Una serie de hechos tantos trágicos como de envergadura públicos atacaron a este pasatiempo. Su pasadía por la vida se convertía en momentos de adversidad ante los ojos de los fanáticos, multitud fiel que caminaba siempre con rumbo a la gran antesala deportiva de las Grandes Ligas.Nadie podía imaginar que hasta casos de cortes y confesiones de culpabilidad se vislumbrarían en el trayecto poniendo en tela de juicio la honestidad del "Señor Béisbol". Era un escenario vilmente marcado por una época completamente desajustada económicamente, cuyo trampolín salvador era este pasatiempo que reunía a toda una multitud que matizaba el pobre enfoque económico de la época.

 

A esto se unía la falta de equipo deportivo que salvaguardara la seguridad de los individuos en el campo de juego, más adelante verán por que. Uno de los casos más repercusión en el deporte de béisbol fue la investigación por parte del juez Kinesaw M. Landis en relación con la Serie Mundial entre el Chicago White Sox y los Cincinati Reds que fué vendida a unos apostadores. De acuerdo con las declaraciones de Ed Cicotte (lanzador), Arnold Rosthein, apostador newyorquino había organizado el fraude, de acuerdo con Cicotte (lanzador), este a su vez debía convencer a otros compañeros para que se unieran a la patraña y si lo lograba debía golpear al primer bateador al que se enfrentara.

La ganga o grupo de Cicotte incluía a: Joe Jackson (jardinero), Lefty Williams (lanzador), Chick Gandil, Charles "Swede" Risberg (campo corto), Fred McMullin (jugador de reserva) y Oscar "Happy" Felsch (bosque central). Un dato curioso es el caso de que ellos no pudieron convencer a Dikie Kerr (lanzador), este se negó rotadamente a tan descabellada idea.

 

El grupo de Cicotte lo llamaba (Saltinbanqui), que se negó a participar en el fraude y que posteriormente a este suceso se le llamaría por el mote de "El Incorruptible". Pero dentro de este "caso negro" hubo algo positivo e histórico, fue la actuación del primer pelotero latinoamericano en una Serie Mundial, este honor recayó sobre las espaldas del lanzador cubano Adolfo Luque quien entró a lanzar en dos de los partidos en el rol de relevo, trabajo en cinco entradas en blanco, abanicó a seis y concedió un solo inatrapable en dos partidos que participó. Red Faber (lanzador de bolas ensalivadas) no pudo ver acción y tal vez se salvó de que no lo suspendieran del béisbol por que tenía un tobillo lastimado y no pudo jugar.El antesalista Buck Weaver no quiso entrar en el complot pero no hizo nada por evitarlo, se hizo de la vista larga e hizo su juego de siempre.Si hacemos una "cirugía deportiva", en este caso en particular encontraremos una serie de anomalías en cuanto al funcionamiento de este club y su dueño "La Mosquita Muerta" o "El Noble Romano", Charles Comiskey un individuo "rudimentario" completamente "Mezquino y "Tacaño", que maltrataba a sus peloteros haciéndole la vida imposible.

 

Era una especie de monstruo deportivo que usaba sus influencias para su propio beneficio no importándole en nada lo que pensaran de él. Se decían muchas cosas de este individuo cuyo poder adquisitivo era de grandes dimensiones haciendo lo que le vinieran a su antojo. Me imagino y hago mis conclusiones que estos peloteros se cansaron de este señor y decidieron a dar el paso tal vez por la tirantez y las injusticias del Señor Comiskey. Casi todos los peloteros de los Chicago White Sox estaban mal pagados, sus sueldos andaban por el piso, era el único club que jugaba casi siempre con los uniformes sucios por que Comiskey cortó los gastos de lavandería, la dieta diaria de otros clubes era de 4 dólares diarios y el sólo daba tres, en una ocasión les prometió un bono si ganaban las Serie Mundial del 1917 y lo que les regaló fue una caja de "champán" barato" a cada uno, ofreció 20,000 dólares por alguna información sobre la "vendetta" de los juegos. El 1921 el mezquino Comiskey le ofreció un contrato pobre Dickey Kerr que le pidió un aumento de 500.00 dólares, había lanzado 308 entradas 2/3, y se había echado el equipo encima con buenos trabajos desde el montículo.

 

Comiskey le dijo que no habría aumento y Kerr se marchó a su casa por su cuenta y posteriormente fué castigado no pudiendo jugar en ningún equipo del béisbol organizado. Lanzó para un equipo independiente para un club que empleó a algunas Medias Negras que fueron suspendidos de por vida del béisbol de las mayores. Como ven amigos muchas veces hay que ver las dos caras de la moneda para determinar una buena definición de las cosas.Pero el año 1920 seguía candente y otra revelación de juegos arreglados salía a relucir, en este caso nombraron a tres jugadores de la Liga Nacional, Hal Chase, Hennie Zimmerman y Lee Magee que expresaron ser participantes de otra vendeta de juegos. Como si fuera "Superman" aparece a escena el juez Kinesaw M. Landis el primer Comisionado del Béisbol Organizado, que limpió la casa suspendiendo a todos los peloteros del Chicago White Sox que estuvieron envueltos en el fraude.

 

Sin embargo el año 1920 seguía en picada, en un encuentro ese mismo año entre los Indios de Cleveland y los Yankees de Nueva York, ocurre un suceso desagradable, el jugador Ray Chapman estaba en el cajón de los bateadores cuando una recta silbante del lanzador Carl Mays fue a parar a su cabeza, el golpe fue tan fuerte que Chapman cayó fulminado y murió al día siguiente. Recuerden amigos que antes no existía casco para batear (sino pregúntenle a Don Zimmer, que también fue golpeado cuando jugaba en las Ligas Menores).

 

Harold "Mudy" Ruel (receptor de Carl Mays cuando el bolazo) señaló que Chapman tenía una manera de batear que lo ponía en situación de ser golpeado hasta por una bola de strike. Chapman echaba el busto sobre el plato e inclinaba la cabeza, mientras que Mays, el lanzador de los Yankees era un duro y un contrincante difícil en el montículo que tiraba la famosa bola submarina. Esta es la única muerte que se ha producido de esa manera en los diamantes de Estados Unidos, fue un accidente desagradable e inesperado. Como ven amigos lectores el año 1920 en el Béisbol de las Grandes Ligas estuvo plagado de episodios negativos que repercutieron el lo íntimo de este pasatiempo. En un momento dado se creyó que este deporte se iría en picada para nunca más volver al sitial donde siempre estuvo. El juez Landis a pesar de ser "un racista extremista", logró salvar la imagen y la finura del "Señor Béisbol".

 

EDWIN KAKO VAZQUEZ

 

ESCRITOR E HISTORIADOR


Recuerdos de como Rogers Maris rompió el record de jonrones hace 50 años

Richard Rothschild. SI.com


Que extraña escena.
El record más glamoroso de los deportes estaba a punto de caer, y aún así las tribunas de Yankee Stadium solo estaban a menos de la mitad de su capacidad. El record era perseguido por un hombre a quién le parecía que muchos aficionados del béisbol eran ambivalentes, sino hostiles.
Y el comisionado de béisbol, entonces el deporte más popular de la nación, parecía más interesado en preservar el pasado que en promover el presente.
Esta era la situación 50 años atrás, el 01 de octubre de 1961, cuando el jardinero de los Yanquis Roger Maris tomó su último impulso para romper el record de 60 jonrones en una temporada, de Babe Ruth.
¿Qué estaba pasando?
Vayamos unos meses atrás cuando los jugadores de los Yanquis, Maris y Mickey Mantle empezaron a perseguir el record del Bambino. Toda una nación estaba cautivada.
Maris y Mantle, los muchachos M & M, eran noticia de primera plana, no sólo en las páginas deportivas, sino en las primeras páginas alrededor del país. Estuvieron en la portada de la revista Life, un gran acontecimiento para aquella época.
En una época cuando el fútbol americano profesional todavía estaba por dominar el paisaje deportivo y cuando la NBA y el baloncesto universitario eran deportes de alcance limitado, el béisbol era verdaderamente el pasatiempo nacional. Maris y Mantle jugaban para el principal equipo deportivo en la principal ciudad de la nación, perseguían el principal record deportivo establecido por la principal personalidad del juego.
Mantle era uno de los atletas más famosos del país. Había ganado la Triple Corona en 1956, dos premios al jugador mas valioso de la Liga Americana y había jugado en cinco equipos ganadores de Series Mundiales.
Maris jugaba sólo su segunda temporada como Yanqui después de paradas en Cleveland y Kansas City, no era ni de cerca bien conocido. El nativo de Dakota del Norte de 27 años era un hombre tranquilo a quién no le importaban las luces brillantes de la gran ciudad. Tampoco le importaban las entrevistas y no era exactamente Jackie Gleason frente a las cámaras de televisión.
La temporada de la larga persecución de Maris y la final conquista del record de Ruth (la enfermedad y una cadera infectada sacaron a Mantle de la carrera con 54 jonrones en septiembre) era una historia dínámica pero resultó agridulce. Maris terminó batallando no sólo contra los pitchers de la Liga Americana, sino tambien contra la opinión pública, y tristemente contra el beisbol.
En vez de celebrar a Maris por lo que era, un pelotero con todas la herramientas, de hablar pausado, que haría cualquier cosa por ayudar a los Yanquis a ganar, era criticado por lo que no era, un personaje pintoresco y divertido como Ruth o el cazador de faldas y gran bebedor que era Mantle.
Algunos puristas del béisbol, como el inquilino del Salón de la Fama Roger Hornsby, despotricaron de su bajo promedio de bateo (.269). Totalmente ignorado en aquellos días de estadísticas beisboleras rudimentarias estaba el destacado OPS (porcentaje de embasado más porcentaje de slugging) de Maris, .997. Al campo y en las bases, Maris era magnífico.
“Roger era un buen jugador completo”, dijo el inquilino del Salón de la Fama y antíguo compañero de los Yanquis Yogui Berra en un correo electrónico. “Podía correr, fildear, lanzar, todo”.
Bil Skowron, el primera base de los Yanquis quien bateó su tope personal de 28 jonrones en 1961, secundó la opinión de Berra.
“Roger era un jugador completo”, dijo Skowron. “Era uno de los mejores jugadores defensivos y tenía un gran brazo. En las bases podía romper el doble play. Me salvó de batear un montón de doble plays al deslizarse con fuerza en segunda base”.

*****

En julio de 1961, los jonrones de Maris (y de Mantle) comenzaron a definir las noticias oficiales del béisbol. También lo hizo el nuevo calendario de 162 juegos. Por primera vez desde que empezó la Liga Americana en 1901, la liga se había expandido de 8 a 10 equipos, y el calendario había crecido de 154 a 162 juegos.
Nadie pensó mucho en esta extensión hasta mitad de temporada cuando los cronistas deportivos empezaron a especular si lo ocho juegos adicionales podrían ayudar a Maris o Mantle en su persecución de Ruth. Aunque había jugado su último encuentro en 1935 y había fallecido hacía 13 años, el legado de Ruth seguía dominando el béisbol. Había escritores veteranos que habían cubierto a Ruth siendo unos jovencitos. Para ellos su record de 60 jonrones establecido en 1927, era sacrosanto.
Uno de esos hombres era el comisionado Ford Frick. Un antiguo cronista deportivo, Frick hablaba a menudo de su amistad con Ruth. Había escrito la autobriografía de Ruth y le gustaba recordar a los fanáticos que estuvo en el lecho del Babe el día anterior a su muerte.
El comisionado convocó una conferencia de periodistas de béisbol para discutir lo que ocurriría si Maris o Ruth rompían la marca de Ruth después de 154 juegos. ¿Sería eso justo?
Nadie mencionó que cuando Ruth estableció su primer record de jonrones de 29 en 1919 había roto la marca anterior de 27, alcanzada por Ned Williamson en un calendario de 113 juegos en 1884. Y ciertamente nadie reclamó que el beisbol era un juego solo para blancos cuando Ruth jugaba.
Frick pudo haber ignorado a los dudosos y simplemente decir, “una temporada es una temporada” y eso hubiera sido todo. Pero Frick determinó que si el record de Ruth era roto después de 154 juegos, se colocaría un asterisco al lado del nombre del jugador.
(La NFL, que aumentó de 12 a 14 juegos ese mismo año, no tuvo ese tipo de problema con el registro de sus marcas. Cuando Sonny Jurgensen de los Eagles de Filadelfia lanzó 32 pases de touchdown en 14 juegos aquel otoño, le fue concedida la misma consideración en el libro de records que a Johnny Unitas quién había lanzado 32 pases de touchdown en sólo 12 juegos).
Maris continuó bateando. Tenía 40 jonrones a finales de julio y 51 al completar agosto.
En cada ciudad, docenas de periodistas de revistas y periódicos buscaban entrevistas con Maris. Las estaciones de radio y televisión eran parte del asedio. Algunas de las preguntas no tenían nada que ver con béisbol.
Maris me dijo en 1981 como un reportero le preguntó si tenía aventuras en las giras.
“Claro que no”, dijo Maris. “Estoy casado”.
“Bien, yo estoy casado”, dijo el reportero, “y tengo aventuras en las giras”.
En septiembre, Maris empezó a perder mechones de cabello.
El 02 de septiembre, contra los Tigres de Detroit que ocupaban el segundo lugar, bateó los jonrones 52 y 53 para comandar una victoria 7-2. En la película “61” de Billy Crystal, un documental sobre la persecución de Maris tras el record, la escena de aquel día esta fuera de la realidad. Crystal mostró a la multitud del Yankee Stadium delirando ante Maris como si este fuese Fidel Castro.
Yo estaba en Yankee Stadium ese día y ocurrió exactamente lo contrario. Cuando el segundo jonrón se llevó la pared del jardín derecho, la multitud de 50000 aficionados explotó en aplausos. Estaban emocionados por Maris y porque los Yanquis estaban a punto de aumentar su ventaja sobre Detroit. Cualquier grito de desaprobación quedó en segundo plano.
Si, la mayoría de los fanáticos de los Yanquis, así como los compañeros de Maris en los Yanquis, habrían preferido que Mantle rompiera el record. El Mick estaba en su undécima temporada con el uniforme a rayas mientras Maris estaba sólo en su segunda. Sin embargo, esto no significaba que los compañeros de Maris ignoraran sus logros.
“Roger era un gran tipo entre nosotros”, dijo Berra en su e-mail.
El juego 154 llevó a los Yanquis a Baltimore, ciudad natal de Ruth. Maris tenía 58 jonrones, necesitaba dos más para empatar a Ruth y tres para romper el record. En lo que el biógrafo de Maris y periodista deportivo de larga data Maury Allen llamó la mejor actuación bajo presión que hubiese visto, Maris respondió como un campeón.
Bateó lo que parecía ser el número 59 en el primer inning, solo para ver como vientos de 23 milas del huracán Esther se llevaban la pelota a territorio foul. Bateó el 59 en el cuarto inning. Y en el séptimo descargó un batazo que en cualquier otra noche habría sido el 60. En lugar de eso, el viento durmió la pelota y fue atrapada en frente de la baranda del jardín derecho.
Los Yanquis ganaron 4-2, aseguraron el banderín de la Liga Americana, pero la carrera de Maris tras el record había terminado oficialmente. Por lo menos eso fue lo que Frick y quienes lo apoyaban querían hacerle creer a los aficionados. Es como si quisieran decirle a los aficionados, “No hay nada que ver aquí amigos. Prepárense con nosotros para la Serie Mundial”.
***
En lugar de estadios repletos por ver si Maris podía vencer a Ruth, él terminó la temporada de 1961 frente audiencias dispersas en Yankee Stadium. Apenas 19401 aficionados lo vieron descargar su vuelacercas 60 contra Baltimore el 26 de septiembre.
Sólo 23154 asistieron al desafío final de la temporada, el 01 de octubre contra los Medias Rojas. Muchos aficionados se congregaron en las tribunas del jardín derecho con la esperanza de cobrar los 5000 dólares que el dueño de un restaurant de California ofrecía a quién atrapara la pelota que rompíera el record.
Maris sacó de línea el jonrón 61 en el cuarto inning, la pelota cayó en la tribuna del jardín derecho e hizo rico con 5000 dólares al camionero Sal Durante de Brooklyn. La multitud de Yankee Stadium ignoró por completo a Frick. Aplaudieron y aplaudieron hasta que Maris salió del dugout para quitarse la gorra, una ocurrencia muy rara para un jugador en los años de aquella década de 1960.
“Esto es muy inusual”, dijo el narrador de muchos años de los Yanquis Mel Allen.
Maris agregó una nota de gracia a la temporada del ’61 cuando su jonrón del noveno inning derrotó 3-2 a los Rojos de Cincinnati en el tercer juego de la Serie Mundial. El New York Daily News lo consideró el “número 62” y Maris lo llamó el más importante de su carrera, los Yanquis ganaron la Serie en cinco juegos.
Muchos aficionados, como el Presidente John F. Kennedy quién recibió a Maris en la Casa Blanca, aplaudieron su logro. Otros no estaban tan seguros.
Había comentarios de que la expansión había suavizado al pitcheo de la Liga Americana, aunque los bateadores del joven circuito habían bateado .256 en el ’61, escasamente por encima del .255 del ’60. La efectividad de la liga subió desde 3.87 en el ’60 a 4.02 en el ’61 pero estaba bien por debajo de las 4.16 del ’56 la temporada del la Triple Corona de Mantle.
Estaba bien que Ted Williams fuese el último bateador de .400 porque él era el Splendid Splinter. Quién más que el gran Joe DiMaggio, el Yankee Clipper, podía batear imparables en 56 juegos seguidos? Y Babe Ruth debía mantener el record de jonrones, porque después de todo, él era el Sultan of Swat.
Por supuesto, hubo mucho más de Maris que aquellos 61 jonrones. Fue el jugador más valioso de la Liga Americana en 1960 luego de conectar 39 jonrones y empujar 112 carreras a pesar de perder tres semanas con una lesión en las costillas. Bateó 33 jonrones y empujó 100 carreras en el ’62.
En la Serie Mundial del ’62 contra los Gigantes de San Francisco, Maris ayudó a ganar el Clásico de Otoño con dos jugadas que no aparecen en ningún box score.
Ha sido bien documentado como en el séptimo juego, con los Yanquis manteniendo una ventaja de 1-0 en el noveno inning, Maris hizo un corte de pelota ante el doble de Willie Mays con dos outs hacia la línea del rightfield y envió un relevo perfecto al segunda base Bobby Richardson para aguantar a Matty Alou en tercera base. Momentos después Willie McCovey destapó un lineazo a las manos de Richardson para terminar la Serie.
Su maravilloso corrido de bases que ayudó a los Yanquis a ganar el tercer juego, es menos recordado. En el séptimo inning el sencillo de dos carreras de Maris había puesto a los Yanquis arriba 2-0. Él se fue para segunda base cuando McCovey no pudo manejar el relevo del jardinero derecho.
Elston Howard bateó un elevado hacia Mays entre right y centerfield. Nadie estaba supuesto a correrle al Say Hey Kid pero Maris notó que el elevado de Howard se estaba cargando hacia el rightfield, lo cual alejaba a Mays de la tercera base. Maris se montó en segunda base, salió para tercera y llegó primero que el tiro de Mays. Luego anotó con el roletazo de Clete Boyer para darle a los Yanquis una ventaja d 3-0.
Esa carrera resultó muy importante en el noveno inning cuando los Gigantes marcaron dos carreras antes de perder 3-2.
Maris también fue clave en la arremetida final de los Yanquis donde tuvieron marca de 21-8 para ganar el banderín en 1964. Después de ser cambiado a San Luis, bateó .385 y empujó siete carreras en la Serie Mundial de 1967 para ayudar a los Cardenales a vencer a los Medias Rojas en siete juegos.
Jugó para siete ganadores de banderines y para tres campeones mundiales y ciertamente no era el jugador incoloro a menudo dibujado por los medios.
“Roger era un verdadero buen tipo”, Berra escribió en un correo electrónico. “Fue un buen hombre de familia. Yo jugué en su torneo de golf en Dakota del Norte. Fue un gran hombre”.
Maris se retiró luego de la temporada del ’68 y se mudó a Gainesville, Fla., donde era propietario de una distribuidora de cerveza. Lentamente empezó a labrar su retorno al beisbol, aparecía en juegos de viejas glorias y finalmente regresó a Yankee Stadium en 1984 para una ceremonia donde retiraron su número 9 y colocaron su placa en el Parque de los Monumentos.
Falleció en diciembre de 1985 de linfoma de Hodgkin a los 51 años. Seis años después el Comisionado Fay Vincent oficializó que Maris era el dueño del record de más jonrones en una temporada de Grandes Ligas. Su marca prevaleció hasta que Mark McGwire descargó 70 vuelacercas en 1998. Barry Bonds sacó 73 en 2001.
Ambos, McGwire y Bonds admitieron después que usaron drogas para mejorar su rendimiento, aunque Bonds argumentó que lo hizo inconcientemente.
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Maris nunca bateó más de 39 jonrones en otra temporada y sus 61 fueron catalogados de algo inusual. Hoy podría ser clasificado como un espejismo deportivo. Lo inesperado ocurre en los deportes, para equipos e individuos. Bob Beamon nunca había saltado más lejos de 27 pies, 4 ¾ de pulgada, pero ayudado por la altitud y el máximo viento permitido, voló sobre los 29 pies en los Juegos Olímpicos de México.
Los Mets de Nueva York de 1969, el equipo olímpico de hockey de Estados Unidos y el equipo de baloncesto del estado de Carolina del Norte de 1983, todos vencieron las expectativas. No había manera que los Gigantes de Nueva York vencieran a los invictos Patriots de New England en el Super Bowl de 2008 pero lo hicieron.
El béisbol en particular está lleno con actuaciones de espejismo. Chief Wilson de los Piratas tiene la marca de más triples con 36 en 1912. Nunca bateó más de 14 en cualquiera de sus otras temporadas. Earl Webb de los Medias Rojas tiene el record de dobles con 67 en 1931. Su total más cercano fue 30.
Cinco octubres antes del ’61, un pitcher con marca por debajo de .500 y simpatía por el el tiempo libre llamado Don Larsen lanzó un juego perfecto contra los poderosos Dodgers de Brooklyn en la Serie Mundial de 1956. 
Roger Maris tuvo la poca fortuna de retar al sagrado Babe Ruth, para muchos viejos fanáticos del béisbol y periodistas eso era inaceptable.
Por estos días Ruth sigue siendo una figura idolatrada pero ya no es intocable y ciertamente no es un santo. Sus numerosos vicios, que siempre fueron reportados en sus días como pelotero activo, se han convertido en parte de su biografía. Su record vitalicio de jonrones ha sido superado dos veces y ya no posee la marca de porcentaje de slugging para una temporada.
Maris, cuyo vicio principal se dijo que era “muchos Marlboros”, ha salido bien parado después que la era de los esteroides reescribió (muchos dirían que manchó) el libro de records del beisbol. Todavía tiene el record de jonrones en la Liga Americana.
Berra dijo, “No quiero participar en ese debate de si Maris es el verdadero rey del jonrón en una temporada”. Bill Skowron lo ve diferente.
“Diría que Maris es el hombre del record. Esa es mi opinión”, dijo Skowron. “Los otros tipos usaron esteroides. Pero ese no es mi problema. Tengo 80 años. ¿Qué puedo hacer?”
Independientemente de lo que piensen los aficionados del beisbol sobre el record de Maris, su temporada de 1961, con el tiempo, ha pasado a ser apreciada como uno de los logros más destacados en los deportes estadounidenses.
Como los astronautas Mercury de principios de los años 1960, quienes salían al espacio exterior, así sus jonrones atravesaban el espacio interior. Roger Maris fue un artillero de la tripulación quién cumplió su misión. Fue el rightfielder con las herramientas apropiadas.

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Antonio “Tony” Armas , Un pelotero completo‏

A propósito de la captura del titulo de bateo de Miguel Cabrera, y por supuesto, la pronta inauguración de la temporada de béisbol en Venezuela. es importante recordar el primer jonrón de Antonio Armas en nuestro béisbol nacional. decimos lo primero,porque peloteros como Cabrerita,Maglio Ordoñez, Sandoval, un poquito mas hacia atrás en el tiempo, Andres Galarraga, no eran frecuentes,ni siquiera en todo el Caribe. Para esa época eran  contados con las manos los recios toleteros que tenían el “Don divino” del poder para desaparecer la esférica. Lo segundo , porque muy pocos peloteros criollos han tenido el carisma,el cariño del publico,y pocos que se consagraron estrellas de Grandes Ligas se consagraron a jugar con determinación y pundonor en nuestros campeonatos.
  Un día Sabado 4 de Noviembre de 1972, Oswaldo “ozzie” Virgil,managers para aquel entonces de los leones del Caracas, al llegar al noveno inning con el juego empatado a dos carreras y venir a consumir La Guaira su oportunidad al bate, abriendo el inning,hace cambios en el outfield. El novato Antonio Armas sustituye a Ulises Urrieta (recientemente fallecido)-quién estaba jugando en la segunda base- y es colocado en el jardín derecho,pasando Nelson García al central y Dave “El Portuguesito” Lopez,pasa a la intermedia. El novato Armas era colocado en ese entonces más por su habilidad fildeadora que por su bateo. en la parte final del décimo inning, Hal McRae conecta sencillo, “El Indio” Jesús Marcano Trillo falla con rodado al short,pasando McRaea segunda y al primer lanzamiento de Ken Forsch, Antonio Armas, el novato descarga un jonrón gigante,bestial  a la mitad de las gradas centrales del Universitario de Caracas. Fue el primer jonrón de Antonio Armas en el profesional.
Un tema de conversación frecuente en las tertulias beisboleras siempre se refiere a la pregunta de : ¿Quien ha sido el bateador mas poderoso nacido en Venezuela ?, ¿Quien tiene mas poder ,Galarraga o Armas?,¿Miguel Cabrera es mas poderoso que Armas?, etc,etc. Sin temor a equivocarme,con la autoridad de haber visto jugar a los tres y a otros tantos que también tenían lo suyo, No ha habido en Venezuela uno que le haya dado mas largo,fuerte y tendido que Antonio “Tony” Armas. los batazos de Antonio salían como un misil del bate, muchos de ellos de dimensiones espectaculares como el que le dio a Mario Soto en una serie del Caribe,pelota que creo que no ha caído todavía.
Antonio Rafael Armas Machado, nació en Puerto Píritu, Edo. Anzoátegui el 2 de julio de 1953.
A los 23 años de edad (1976), hacía su debut en Grandes Ligas con los Piratas de Pittsburgh, con quien jugaría sólo cuatro partidos. En la temporada de 1977 fue enviado a los Atléticos de Oakland. Durante sus primeros tres años con el equipo no pudo demostrar su poder debido a una serie de lesiones, pero en 1980 revienta 35 tablazos de vuelta completa y empuja 109 carreras, para convertirse en motor del equipo.
En 1977, protagonizó una de sus mejores campañas en el béisbol venezolano al batear para 316 con 17 jonrones y 49 remolcadas, además fijó récord para el circuito con 62 anotadas.
En 1980, regresó a la acción tras una serie de lesiones que lo habían mantenido alejado del campo. Ese año Armas bateó para 279, con 35 cuadrangulares y 109 carreras impulsadas.
En 1981, participó en el Juego de las Estrellas. Volvería a jugar el clásico de la mitad de la campaña en 1984.
En 1981, el año de la huelga, se convierte en el primer criollo en quedar líder jonronero, al empatar con Eddie Murray, Bobby Grich y Dwight Evans al conectar 22 vuelacercas. Durante su estadía en Oakland, este equipo contaba con el mejor outfield de la Liga, formado por Rickey Henderson en el leftfield, Dwayne Murphy en el centro y el venezolano en el jardín derecho.
Para 1983 es cambiado a los Medias Rojas de Boston, equipo con el que tiene su mejor campaña en 1984 al conectar 43 jonrones y empujar 123 carreras, ambas cifras tope de la Liga Americana. Ese año también sería líder con 339 bases alcanzadas y adicionalmente anota más de 100 carreras por única vez en su trayectoria peloteril. En 1985 consigue 23 jonrones en lo que sería la última vez que lograría dos decenas en una misma temporada.
En 1987 es cambiado a los Angelinos de California, equipo con quien se retiraría en 1989 luego de perder el rol titular.
Armas fue el primer venezolano en superar los 200 HR de por vida, cifra que ha sido rebasada sólo por él y por Andrés Galarraga (con Magglio Ordóñez acercándose rápidamente).
Sus numeritos de bateo son los siguientes: 1.432 juegos jugados, 5.164 veces al bate, 614 carreras anotadas, 1.302 hits, 204 dobles, 39 triples, 251 jonrones, 815 impulsadas, 260 boletos, 1.201 ponches, 18 estafadas y .257 de AVG.
Después de su retiro como pelotero activo ha desarrollado una actividad dirigencial dentro de las organizaciones de Caribes de Anzoátegui seguido de los Leones del Caracas, en donde ha permanecido como coach de la primera almohadilla.
AUTOR :  Gustavo Hidalgo
twitter   : @beisbol007
e-mail   :  gussymor@hotmail.com

20 títulos por el pecho‏

Una investigación realizada por Javier González dictaminó que los Leones del Caracas fue fundado en 1942 y no en 1952. Los melenudos suman los tres títulos cerveceros y todos sus récords. Ahora ganan la serie particular al Magallanes.


El 3 de octubre de 2011 será recordado como el día en que Leones del Caracas despejó todos los fantasmas sobre su origen, fusionando con argumentos legales sus raíces a las de Cervecería Caracas, club del que heredó sus tres títulos (1947-1948, 1948-1949 y 195-1952) y todos sus récords.

En un acto para la historia, el presidente del Caracas, Luis Ávila, informó que con una investigación a cargo de Javier González, decidieron acabar con las versiones erradas acerca de los orígenes del club, que ahora cuenta con 20 títulos en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP).

"Esto no debe traer polémica. La intención es tener la verdad histórica sin otras interpretaciones. Todo está sustentado con documentos de carácter legal conseguidos en notarias y registros públicos, que simplemente respaldan que la verdad única es que Caracas BBC nació el 10 de mayo de 1942", expresó Ávila.

Esa fecha data de cuando Cervecería Caracas sustituyó al Cervecería Princesa, club que entre 1938 y 1941 fue uno de los más importantes del país y que era patrocinado por la empresa Cervecería Caracas, fundada el 24 de abril de 1925 con activos de la Cervecería Nacional.

El historiador González explicó que el documento que aclara todas las dudas es el del 19 de agosto de 1952. Ese día se firmó la venta del Caracas BBC, en la que Pablo Morales y Oscar Prieto adquirieron todos los derechos y acciones del club, que quedaron registradas el 29 de diciembre de 1949, cuando la Cervecería Caracas cedió a Martín Tovar Lange todos los derechos del equipo bajo el Registro de Comercio N° 1.309, tomo 5-B.

"El 8 de julio de 1952 Oscar Machado Zuloaga canceló la autorización que le dio a Lange con el nombre de Cervecería Caracas, lo que provocó que el 21 de julio éste le informara en una carta a la LVBP que desde entonces el club se llamaría Caracas BBC. El 8 de agosto le vendió el Caracas BBC a Pablo Morales y Oscar Prieto por 75 mil bolívares, que fueron pagados en tres años", explicó González, autor de un libro que el 10 de mayo de 2012, en los 70 años del Caracas, saldrá a la venta.

MUCHO MÁS GANADORES 
Así las cosas, lo que unifica la historia de Leones con Cervecería es que el equipo fue comprado con el nombre Caracas BBC, manteniendo la franquicia que ahora supera a Magallanes en la serie particular: 357 triunfos melenudos y 356 victorias turcas. Su fecha de fundación queda como el 10 de mayo de 1942 y no el 8 de agosto de 1952.

"Son 10 años ligados al Caracas. Esa inquietud siempre existió, pero no había llegado la persona, el momento para hacerlo. Ahora el Caracas tiene 20 títulos, dos Series del Caribe y una Serie Interamericana, ganada en 1946, y es irrefutable. Como reconocimiento, ahora el logo llevará el año de fundación que es 1942", expresó Ávila.

Sus palabras fueron ratificadas por el presidente de la LVBP, José Grasso Vecchio. "Es una investigación histórica y no se discute, porque tienen documentos públicos. Todos los equipos de la Liga pueden investigar y unir su historia, siempre y cuando existan argumentos legales", informó el directivo.

HOMENAJE 
Este año los Leones usarán en sus uniformes, que serán presentados esta noche, parches con los números 19 y 25 en honor a José "Carrao" Bracho y Héctor Benítez "Redondo". De igual forma, el jefe de prensa, Amador Montes Bolet, anunció que la página web cuenta con un nuevo diseño y que la Guía de Medios tendrá toda la información actualizada.

 

 

 

Gesta histórica de Vladimir Guerrero

El veterano se convirtió el jugador dominicano con más hits en las Mayores

 

NUEVA YORK -- Desde el lunes 26 de septiembre, los libros de récords indican que el inagotable Julio Francoya no es el líder de hits entre los dominicanos en el beisbol de Grandes Ligas. El nuevo rey ahora es Vladimir Guerrero.

El toletero de los Orioles de Baltimoreconectó un imparable en la parte baja de la sexta entrada ante el derechoJosh Beckett, de los Medias Rojas de Boston, para sumar su indiscutible 2,587 en sus 16 años de carrera, y de esa manera pasarle a Franco entre los jugadores nacidos en República Dominicana.

 El antesalista de los Yankees de Nueva York Alex Rodríguezes el líder de todos los tiempos entre los jugadores de origen quisqueyano en todos los renglones ofensivos, pero hay que recordar que el toletero nació en Estados Unidos.

Aunque esta hazaña ha pasado casi desapercibida, lo logrado por Guerrero tiene mucho significado para la comunidad quisqueyana, tanto en la isla como en el exterior al tratarse de uno de los jugadores de mayor productividad en la historia del pasatiempo nacional en Estados Unidos.

La marca hubiera caído mucho antes si no fuera por todas las lesiones que ha tenido en temible bateador de Nizao, Provincia Peravia (al sur de Santo Domingo), en su carrera, que le han impedido incluso estar rondando los 3,000 indiscutibles.

Para Guerrero el solo hecho de ser el dominicano, entre tantos buenos jugadores que han pasado por las mayores, con más indiscutibles ya es un logro.

"He jugado por muchos años, 16 años, así que me siento muy bien, muy gratificante haber conseguido ese hit", le dijo el toletero a la prensa de Baltimore.

Y es que Guerrero en esas 16 temporadas ha hecho de todo con el bate, a tal punto de ser el segundo quisqueyano con mejor promedio de bateo (.318), superado por el gran Albert Pujols (.329) el tercer mejor jonronero (449), tercero en empujadas (1,496), tercero en anotadas (1,320)m, segundo en dobles (477). Además hay que decir que para ser un bateador de poder, Guerrero es el pelotero con mejor promedio de bases por bolas en relación a los ponches con 737 boletos y apenas 985 abanicados.

Sammy Sosa es el líder entre los dominicanos con 2,206 ponchetes y tan solo 929 boletos recibidos. Una diferencia del cielo a la tierra.

El jardinero y bateador designado de 36 primaveras, todavía tiene gasolina en el tanque para aumentar su propia marca. Asumiendo que juegue entre 135 a 140 juegos por tres temporadas más con un promedio de 136 incogibles en ese tiempo, el Jugador Mas Valioso de la Liga Americana en 2004 puede convertirse en el primer dominicano que llegue a los 3,000 hits.

Esto es si la salud no lo traiciona y mantiene el nivel que ha mostrado en estas dos últimas campañas.

De no lograrlo, igual sus estadísticas son más que dignas para llevar a Guerrero, tan pronto cumpla los cinco años reglamentarios, al Salón de la Fama de Cooperstown.

 

 

 

 

Sadiel Lebrón es escritor y comentarista de béisbol y otros deportes desde 1999. Miembro de la BBWAA desde 2007, trabajó como editor deportivo de Telesistema en República Dominicana, así como en el diario HOY de Nueva York y NY1 Noticias. Actualmente es escritor de fútbol para la Major League Soccer y analista y comentarista del programa radial "El Mundo de las Grandes Ligas" por WKDM 1380 AM en Nueva York. Puedes escribirle a adeportivo@aol.com y tambiénseguirlo en Twitter. Consulta su archivo de columnas.

 

 

Tal Día como hoy en el Béisbol : 3 de octubre‏

 

Stan Musial 1950 Sport Magazine | http://www.hollywoodcollectibles.com/stan-musial-1950-sport-magazi...

 

1937 En el final de la temporada, Hank Greenberg impulsa la única carrera del partido para que Detroit vencierán a los Indios 1-0. El primera base de los Tigres finaliza la temporada con 183 carreras impulsadas, quedando a uno del record de Lou Gehrig en la Liga Americana que data desde 1931.

1947 En el juego # 4 de la Serie Mundial, Bill Bevens estaba a un out de lanzar el primer juego sin hit ni carreras en la historia de series mundiales, sin embargo el lanzador de los Yankees pierde el no-hitter y el juego, cuando Cookie Lavagetto, quien vino a batear como emergente por Eddie Stanky, conecta doble con dos outs en el noveno para que los Dodgers se lleven la victoria improbable de 3-2.

1951 En el juego # 3 de los playoff de la Liga Nacional en el Polo Grounds, Bobby Thompson vencen a los Dodgers en el noveno y los Gigantes se llevan el título.

1962 En el Dodger Stadium, los Gigantes ganan el derecho de ir a los playoffs de la Liga Nacional tras vencer a Los Angeles 6-3 con Don Larsen ganando el juego y con relevo de Juan Marichal. Como se tuvo que extender la temporada, Maury Wills impone record en las mayores al jugar 165 juegos en la temporada .

1965 En el último día de temporada, el outfielder de los Gigantes Willie Mays conecta su cuadrangular 52 para quebrar la marca de la franquicia que estaba desde 1955.

1974 Frank Robinson se convierte en el primer manager negro en la historia de las grandes ligas.

1976 En el último día de temporada, George Brett es vencido por su propio compañero de equipo de Kansas Ciy Hal McRae (333 vs 332) por el título de bateo en la Liga Americana.

1976 Como bateador designado, Henry "Hank" Aaron conecta sencillo al infield ante el lanzador de los Tigres Dave Roberts en su último turno al bate en las grandes ligas.

1982 En el último día de campaña, los Cerveceros celebran su título en el Este de la Liga Americana tras vencer a los Orioles 10-2 en el Memorial Stadium.

1990 George Brett trae una carrera en el quinto con fly de sacrificio y sencillo en el séptimo para finalizar la temporada con 329 de average y su tercer título de bateo. El astro de los Reales es el único jugador en ganar tres títulos de bateo en tres décadas diferentes (1976 con 333 y 1980 con 390).

1993 Ganando 103 juegos, los Gigantes de San Francisco son eliminados de la división oeste de la Nacional tras caer ante los Dodgers 12-1. El catcher Mike Piazza, quien fuera nombrado el novato del año, conectó dos jonrones en el partido.

1995 Los Yankees, Indios, Rojos y Bravos ganan los primeros partidos en la historia de los formatos de las series divisionales, que incluyen los wild cards o comodines de cada liga.

1999 El primera base de los Cardenales de San Luis Mark McGwire conecta su cuadrangular #65 y su último jonrón en las mayores, superando a Ted Williams y Willie McCovey en la lista de todos los tiempos con 522 vuelacercas en su carrera.

1999 En el juego final de la temporada regular en el Astrodome, Mike Hampton (22-4) vence a los Dodgers 9-4. La victoria le da a los Astros de Houston el título de la división y superar a los Rojos por un juego apenas en la Central de la Liga Nacional.

2000 Ante los Bravos, el lanzador novato de los Cardenales de San Luis Rick Ankiel impone record en las mayores al tirar 5 wild pitches en el tercer inning en el juego # 1 de la Serie Divisional de la Liga Nacional. Se úne al lanzador de Buffalo Bert Cunningham quien hizo lo propio en el primer inning en 1890.

2001 Barry Bonds le dan 3 boletos en el juego, superando la marca de Babe Ruth de 170 bases por bolas en la temporada. El relevista de los Astros Nelson Crúz le da el histórico boleto en el sexto episodio.

2004 Los Expos, quienes se mudarán para la próxima temporada a Washington D.C, juegan su último partido como ese nombre perdiendo ante los Mets en el Shea Stadium 8-1, dejando 36 años de historia de la franquicia.

2005 Jim Tracy (5 años/427-383) y Alan Trammell (3 años/186-300) son despedidos de sus cargos como managers de los Dodgers y Tigres respectivamente, luego de finalizar la temporada regular.

2006 El propietario de los Marlins Jeffrey Loria anuncia la salida de su cuarto manager en la franquicia en los últimos 4 años. El coach de tercera base Fred Gonzalez reemplaza a Joe Girardi.

2008 Jerry Manuel, quien reemplazó a Willie Randolph en junio, firmó por dos años como dirigitente de los Mets de Nueva York. El piloto de 54 años, compiló marca de 55-38. Entró a septiembre con ventaja ante los Filis de Filadelfia pero por segundo año seguido colapsaron al final y se quedaron fuera de la postemporada.

Cortesía de www.nationalpastime.com

Un jonrón especial cargado de humildad‏

Ray Robinson. 01-10-2011. The New York Times

Me senté entre los últimos bancos de la Iglesia Catedral de St. John the Divine en Manhattan, durante el funeral del comentarista deportivo y escritor Dick Schaap en enero de 2002. El lugar estaba repleto mientras los viejos amigos decían sus últimos adioses. 
Había un puesto vacío a mi lado. Bobby Thomson llegó tarde, me tocó el hombro.
"¿Me permite que me siente a su lado?", preguntó.
"Seguro", dije.
Luego del funeral, salimos de la catedral.
"¿Conocía bien a Dick?" Le pregunté a Thomson.
Se volteó hacia mí y contestó de manera relajada. "No. Pero dijo tantas cosas agradables de mí, que pensé que debía venir y mostrarle mi respeto".
Típica respuesta de Thomson, quién siempre trataba de mantenerse fiel a su ética personal: "Si le puedo dar felicidad a alguien, o ayudarlo, trataré de hacerlo".
Había conocido a Thomson mientras investigaba para mi libro de 1991 sobre la carrera por el banderín de hacía 40 años entre los Gigantes de Nueva York y los Dodgers de Brooklyn y aquel inolvidable jonrón, que le dio a los Gigantes el titulo de la Liga Nacional. Algunos han considerado su turno al bate en el cierre del noveno inning del 03 de octubre de 1951, el momento más dramático de la historia del béisbol.
Thomson falleció en agosto de 2010 a los 86 años. He estado pensando en él recientemente a medida que se aproxima el sexagésimo aniversario de su hazaña. Se hizo famoso en una noche, e infame para los acólitos de Ebbets Field en Brooklyn.
Pero Thomson no entró al Salón de la Fama del beisbol; no tenía los números. Bateó para .279 con 264 vuelacercas mientras jugó con los Gigantes y otros cuatro equipos entre 1946 y 1960.
Al hacer un balance de su carrera, Thomson dijo: "Aquel jonrón fue lo mejor que me ocurrió". A medida que pasaron los años, se dio cuenta, con placer y perspectiva, la buena fortuna que había tenido con sólo un movimiento de su bate en Polo Grounds.
"La gente me recuerda por ese momento", dijo. "No me habrían prestado mucha atención si eso no hubiese ocurrido".
En su vida después del béisbol, Thomson fue un frecuente animador de eventos de caridad. Rara vez faltaba a la jornada anual a beneficio de la lucha contra la esclerosis amiotrófica lateral, mejor conocida como la enfermedad de Lou Gehrig. Siempre estuvo pendiente de los agradecidos admiradores que le enviaban cartas y postales. No tenía secretaria, sus respuestas eran manuscritas. Thomson también podía viajar lejos por un aficionado.
Albert Engelken era un adolescente cuando oyó al narrador radial Russ Hodges gritar, "¡Los Gigantes ganan el banderín!" La esposa de Engelken, Betsey, sabía de su simpatía por Thomson. (En la placa de su carro tiene el número 23 de Thomson).
Ella planificó una sorpresa especial para el cumpleaños 50 de Engelken. Llamó a Thomson, quién vivía en Nueva Jersey.
"¿Podría encontrarse con Albert y conmigo en la Exit 10 de la New Jersey Turnpike?", le preguntó al medianamente perplejo Thomson. "Voy a hacer una historia sobre porqué tengo que ver los documentos de un amigo".
Thomson se unió a la feliz conspiración, al aparecer en la fecha indicada en el lugar acordado. Por una hora, los dos hombres hablaron como viejos amigos, para delirio de Engelken, entonces un oficial de tránsito en Washington.
"Tenía la obligación de hacerlo", dijo Thomson.
Siempre fue muy apegado a cumplir sus compromisos. Poco antes de que un documental de HBO sobre su jonrón fuese lanzado en 2001, Bobby, el hijo de Thomson, falleció repentinamente a los 38 años. A pesar de su dolor, Thomson asistió a la presentación de HBO como había prometido. Su rostro era una máscara pálida. Agradeció a la gente por asistir.
"Bobby siempre trató de mantener las cosas en perspectiva", dijo Ross Greenburg, entonces el jefe de deportes de HBO. "A pesar de lo triste que estaba, habló de manera relajada y comedida. Ese era su estilo".
Joshua Prager, el autor de "The Echoing Green", un libro clásico que profundiza sobre Thomson y su antagonista de 1951, el pitcher Ralph Branca, dijo: "Ambos fueron buenos hombres. Pero estos dos hombres que entraron juntos a la historia del béisbol, también eran muy diferentes. Bobby tenía ese tipo de humildad que raramente se ve en estos días de egos desbocados".
Ray Robinson es el autor de "The Home Run Heard 'Round the World." ("El jonrón que se escuchó alrededor del mundo".)

Traducción: Alfonso L. Tusa C.

José Reyes se quedó con el título de bateo de la Liga Nacional‏

El toletero dominicano de los Mets conectó un imparable en el partido del miércoles para cerrar la temporada con promedio ofensivo de .337 con lo que superó a Ryan Braun de los Cerveceros de Milwaukee (.332)

Nueva York.- José Reyes se convirtió en el primer jugador de los Mets de Nueva York en ganar la corona de bateo de la Liga Nacional en el último día de la temporada al arreglárselas con un hit en un turno el miércoles. 

Reyes tocó para una sencillo contra los Rojos de Cincinnati en el primer innning de la victoria 3-0 y de inmediato lo sacaron del juego por un corredor emergente, reseñó la agencia de noticias Ap. 

Ello dejó al dominicano con promedio de .337 y superó a Ryan Braun de Milwaukee. Braun se fue de 4-0 contra Pittsburgh para terminar con .332. Necesita batear de 4-3 para rebasar a Reyes. 

Ambos empezaron el día separados por un punto porcentual. 

"Me siento honrado", dijo Reyes en una declaración divulgada por los Mets. "Esto significa mucho para mi familia y mi país, República Dominicana". 

Puesto que será agente libre tras la Serie Mundial, Reyes jugó tal vez su último juego en Nueva York. La decisión de sentarlo fue muy abucheada. 

"Fue algo difícil", indicó Reyes tras el partido. "Quería seguir en el juego. Ellos (los fanáticos) también deben entender lo que estaba pasando. Deben ponerse felices si yo gano el título de bateo". 

Previo al juego de Milwaukee, Braun no le reprochó nada Reyes por sólo tomar un turno. 

"No voy a juzgarle", dijo Braun. "Respecto la decisión que optó por tomar y, al final de cuentas, me dejó la puerta abierta". 

Pero Braun no pudo conectar hits. 

Reyes se convirtió en el sexto dominicano en ganar el título de bateo, sumándose a Hanley Ramírez de Florida en 2009; Albert Pujols de San Luis en 2003, Julio Franco de Texas en 1991; Rico Carty de Atlanta en 1970; y Mateo Alou de Pittsburg en 1966. 

En una campaña interrumpida por dolencias en las piernas, que provocaron que fuese dos veces a la lista de lesionados, Reyes anotó 101 carreras y encabezó las mayores con sus 16 triples. 

La afición en el Citi Field coreó "¡Por favor, quédate José!" durante el noveno inning y saludó a los fanáticos al retirarse del terreno poco después. Los cánticos con su nombre no pararon luego que arrojó su gorro a las gradas. 

"He tenido que pasar por muchas cosas en los últimos años, así que esto es algo que valoro mucho", dijo Reyes, según su comunicado. "También es muy especial ser el primer jugador de los Mets en ganar un título de bateo''. 

Reyes tenía previsto reunir entre 15 y 20 amigos en su casa el miércoles en la noche. De ganar el título de bateo, sus amigos en la Dominicana planean organizarle un festejo en su pueblo natal de Palmar Arriba. 

Miguel Batista (5-2) lanzó pelota de dos hits y por undécima vez cubrió la ruta completa, la primera desde el 19 de julio de 2006 cuando jugaba con Arizona. 

Mike Baxter sacudió su primer jonrón en las mayores, un batazo que produjo dos carreras en el sexto ante el dominicano Edinson Vólquez (5-7). 

Por los Rojos, el colombiano Edgar Rentería de 4-1. El dominicano Juan Francisco de 3-0. 

Por los Mets, los dominicanos Reyes de 1-1 y Ronny Paulino de 3-0. El panameño Rubén Tejada de 4-0.