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BEISBOL 007

Cronicas de Andrés Pascual

“CAMPY” AL SALÓN DE LA FAMA DEL BEISBOL LATINO

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Por Andrés Pascual

“Campy” es Bert Campaneris, nombre real Dagoberto Blanco Campanería, el formidable shortstop matancero de larga y productiva carrera en Grandes Ligas, mayormente con los Atléticos de Oakland de Charles O. Finley, durante la era de construcción del club, que inició con el cambio de ciudad desde Kansas al Oeste del país.

Campaneris, a quien apodaban “Tati” en Cuba, comenzó jugando catcher con uno de los equipos juveniles de Lázaro Ruiz en La Habana, por sus 5’6 y 130 libras de peso no lo invitó el manager a un try-out a su cargo para los Gigantes de San Francisco, orientado por Alex Pompez, en el que se benefició con un contrato de liga menor el outfielder José Cardenal.

Sin embargo, a pesar de su pobre constitución física para la posición de receptor, el jugador actúo en la Liga de Pedro Betancourt y lo convocaron entre 100 al training para confeccionar el equipo Cuba a la Serie Mundial de Costa Rica en 1961 con sede en la Ciudad Deportiva.

Jugador de juego caliente y agresivo desde los juveniles, en Grandes Ligas tuvo varios altercados con pitchers e infielders por su forma apasionada de desempeñarse.

Fue seleccionado como 3er recibidor de la novena cubana detrás de Edullman Cuevas y de Ricardo Lazo, que fue el 1ero.

Al regreso de Costa Rica fue firmado con José Miguel Pineda por los Atléticos de Kansas City y, luego de sortear todos los obstáculos que les puso la tiranía, por mediación del padre de Tito Fuentes, hombre de confianza de Lázaro Peña, Campaneris y 75 más lograron salir vía México para integrarse al Beisbol Organizado.

Lo otro es historia: lo convirtieron en shorstop y en uno de los mejores primeros bates de su época, de los mejores estafadores de bases de la Liga Americana y de los mejores tocadores de bola de los 60-70’s.

La insignia de los Atléticos y su hombre inspiración, al extremo de que hubo una gran protesta cuando le robaron el MVP de la Serie Mundial de 1972 para regalárselo a Reggie Jackson.

Hoy me informó el ex pitcher Gonzalo Naranjo que, según Roberto Weil, el cubano fue elegido al Salón de la Fama del Beisbol Latino en República Dominicana, sitio prestigioso y de acceso difícil, reservado para las leyendas genuinas de la región.

Campaneris en ese recinto es otra estrella, otra leyenda indesteñible que engalanará con su presencia la próxima ceremonia de exaltación.

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EL TIEMPO DE JUEGO, OTRA DIFERENCIA CON EL BEISBOL DE AYER

Por Andrés Pascual

El año antepasado, el umpire cubano Ángel Hernández, que actuaba en homeplate, le negó el tiempo solicitado en su primera aparición al bate a un jugador, fue en un partido entre Boston y Yanquis y el individuo regresó a la caja de bateo más rápido “que estate quieto”.

¡Primera vez al bate del pelotero y ya solicitaba tiempo! ¿Para qué? ¿Acaso confundió una seña y debió reactivarla sin la presión de la caja de bateo? o, ¿Sería para efectuar la sesión de payaserías, que se ha convertido en moda desde que, con sello personalísimo, las ejecutaba Garcíaparra zafando y anudando sus guantillas?

¡Qué belleza, qué disfrute de aquel tiempo que perdía el ex torpedero! Ni un malabarista de circo…se podía pagar para verlo y al que lo sustituye en el acto, Dereck Jeter, quien, por cierto, tampoco recibió autorización para desarrollarlo en el encuentro en algún momento.

Los jugadores de Grandes Ligas están olvidando, con demasiada frecuencia, a qué nivel de juego pertenecen y, a veces, da la impresión de que actúan bajo impunidad quién sabe por qué y de quiénes.

Ángel Hernández y Lázaro Díaz, cubano el primero, el segundo nacido en Estados Unidos, conocidos míos y, hace poco, en una interesante conversación, me comentaron que la actitud contra esos jugadores, que demoran a propósito y por boberías un juego, se endurecería con medidas como negar la mayor cantidad posible de solicitudes innecesarias, que fracturan y conspiran contra la duración del partido, por tanto, contra el ritmo y la belleza del pasatiempo.

Pero no son sólo los jugadores, esas “perretas” continuadas de muchos directores, que lo protestan todo y brindan una sesión de pruebas como si estuvieran en un casting de actuación, también tienen que solucionarlo.

El año pasado un juego de 4 carreras entre dos equipos de la Nacional, con una miserable producción de 11 hits entre ambos, en Milwakee, duró cinco horas… ¿Es justa, es aceptable semejante situación? ¿Dónde está el respeto que merece el históricamente considerado “respetable”?

Antes existió “Leo “Lipidia” Durocher, que protestaba cualquier cosa, pero no todos los directores del “buen tiempo ido” se tomaban a la ligera un detalle tan importante como la reclamación, constante y viciosa, con la consabida demora que trae como consecuencias. Eran otros tiempos y otros hombres; por lo tanto, no otro, sino el único respeto que debe existir.

En el medio, el público de hoy, ajeno a sus intereses en relación con el juego; ajeno a la forma como le pisotean la consideración que merece, detalle que, acaso, sea la mayor diferencia que existe con el glorioso ayer: el fanático manipulable y consentidor, casi de actitud paternal por como acepta un fraude envuelto en celofán jonronero y, después, como al Hijo Pródigo, le perdona “la falta” al jugador, al Beisbol Organizado y al picapleitos representante.

Tal vez al fanático moderno le interese poco hacer valer que el pelotero se debe a él; entonces concede tanto que entrega su virginidad ante los cachorros del terreno, ante los lobos de las Oficinas del beisbol y ante los del Sindicato.

Antes ningún jugador podía hablar con otro de un club opositor ni aunque fueran hermanos; a cada pelotero le daban un mapa de la ciudad en que jugaría, en el cual estaban señalados los antros de juego y perversión para que, ni por perderse buscando una dirección, fueran a dar al lugar prohibido y así…

A Pete Rose le recogían las apuestas en el hotel; hoy, cada vez que un jugador llega a una base, se produce un recuento entre el custodio y el corredor en que, lo menos que se analiza y comenta entre ambos, es la situación del mercado de valores.

Los efusivos saludos entre Sosa y McGwire después de que cada uno hundiera más al contrario con un jonrón, no representan ni la amistad ni la fraternidad humana o regional; sino la tónica miserable de la personalidad del juego de pelota de hoy y, si a todo eso le agrega la cantidad de veces que relevan pitchers, los esteroides, los jugadores con juicios pendientes hasta por asesinato… El ambiente es tan raro que, durante la década de los 90’s, un outfielder panameño, nombrado Rubén Rivera, firmó un día con los Yanquis por un millón y, por la noche, le robó un guante y un bate a Dereck Jeter para vendérselo a un coleccionista por 4 pesos. En este desorden de cosas, yo quisiera leer o escuchar la respuesta clara y convincente a ¿A dónde va a parar todo esto?

Miami, FL., USA

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RUBEN RIVERA FIRMO POR UN MILLON POR LA MAÑANA CON LOS YANQUIS Y, POR LA NOCHE, LE ROBO UN GUANTE Y UN BATE A DERECK JETER

EL MIEDO A GANAR DE JEFFREY LORIA

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Por Andrés Pascual

Antes de ir al grano, el cubano Kendri Morales ha resultado mejor material que dos primeras bases que ganan mucho más que él en operaciones de venta, de cambio o de agencia libre: Morales (foto) es mejor que Texeira y, hoy por hoy, liquidado Al Pujols para empeños ni parecidos a la carrera que mantuvo hasta hace 4 años, ni hablar, porque el salario del dominicano no es cosa de juego y su recesión, de mucho peor impacto negativo para el club que la de Hamilton, tiene el orgullo y la moral de los Angelitos tan baja que puede barrerse:

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Loria tiembla cada vez que le dicen que el club ha ganado 4 de 7 ó números parecidos, las victorias las relaciona con pérdidas financieras, es decir, posibilidades de perder arbitrajes, exigencias de un par de pesos…

Aparentemente el estadio vacío no lo asusta, aunque lo disimula, “el coco” del tipo es verlo lleno, por lo que hace rato me devano los sesos tratando de adivinar qué significa para este hombre, más allá de un parque para jugar pelota, la instalación.

El equipito estaba contento, acopladito, no iban a ganar, pero mejoraban y brindaban un buen espectáculo de acuerdo a sus posibilidades, sometiendo a otros cuyas plantillas tienen más ceros que la Goodrich gomas de autos fabricadas.

Como buen manipulador de sentimientos, pues sabe que un golpe artero produce el derrumbe del ánimo colectivo, entonces aceleró los rumores y vendió a Nolasco.

Cinco derrotas en fila, verdad que con scores apretados algunas, pero no pudieron ganar sino hoy y en las que cedieron ventajas y por lo menos dos debieron ser victorias.

En el juego del domingo se produjo una de las jugadas que yo disfruto del beisbol, todas relacionadas con la velocidad: un toque perfecto de sacrificio-hit con hombre en tercera que fue una belleza.

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Yo no sé cuál es la razón por la que Redmond no emplea el suelo y la velocidad más frecuentemente, para darle respiro a la exigencia sobre 3ro, 4to y 5to.

Desde que la gente se asustó con la prueba al azar aguantaron el consumo de sustancias, provocando un regreso al juego de pelota con el incremento del dominio de los pitchers, a pesar de que el “hit and run y el sacrificio en toque de bola” no acaba de despertar el entusiasmo debido de un fanático que no solo influye en la dirección por preferencias equivocadas, sino que tampoco se ha percatado de que los sluggers de la retahíla de jonrones eran de papel y, desde hace 4 años, las campañas de bateo son inferiores a las de los 30’s-70’s, con números inferiores en jonrones y en impulsadas y con distancias de los batazos acordes con la realidad. Adiós a los más de 50 en grupo y ninguno batea con el poder de Mantle ni de Ruth ni de la Bestia Foxx ni de Greenberg ni de Severs ni Johnny Mize entre muchos. En las fotos Sievers, Foxx y Williams y Greenberg:

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Hoy Héctor Cruz, de ESPN.es puso en mi twitter que “prefería un beisbol con sustancias”, reflejo de lo dicho por otro que es “analista en español de deportes.com”.

Y escriben en medios nacionales y los leen cuando deberían desacreditarlos hasta de la facultad de hablar, la frase es del loco Rocker, que no debían reproducirla como no sea porque se simpatice con la peligrosa posición. Rocker no es controversial, en realidad nadie sabe qué es.

Bueno, ¿Qué se espera de los Marlins? Más cambios, sobre todo de los mejores prospectos, así que no sería raro ver salir como bola por tronera a los novatos Ozuna y Fernández, o a Stanton o a Morrison, a fin de cuentas, para el negocio sucio del JEFE son buena mercancía, para que ayuden al equipo un lastre peligroso con afectación en la chequera a mediano plazo.

DEBUTA EL JUEGO DE LA SEMANA EN LA TELEVISIÓN CASTRISTA

Por Andrés Pascual

El último juego de Grandes Ligas que se televisó en Cuba fue el del cierre de la Serie Mundial Chicago vs Dodgers en 1959.

Sin embargo, como que la tiranía sabe lo que hace y por qué lo hace, 16 años después de que transmitieron al Baltimore contra su selección en La Habana, se aparecen con una novedad ajustable a las novísimas reformas del castrismo: un juego del calendario regular de Grandes Ligas que nadie esperaba, porque así son ellos, “dirigentes a los que les gusta sorprender agradablemente a su pueblo entusiasta, fervoroso y combatiente…”

El problema fue que no jugaron elementos de “comunidad”, lo que provocó comentarios encontrados (no antagónicos) contra la transmisión diferida: una mujer de 46 años dijo “me gustan los Industriales, ese juego…”; un hombre de 62 ratificó que no les interesa esa pelota y escupió “lo vi 45 minutos, pero no conozco a nadie, así que…”; un tercero amenazó “si no ponen a los cubanos…” Todo en un cable de AP, redactado por la bomba Ann Marie García y reproducido sin editar, como siempre, por el Nuevo Herald.

Uno de los clubes que pudieron ver fue al Atlanta, que demostró lo poco que conocen sobre beisbol en Cuba y lo mucho que se apartan de quienes viven del lado de acá del charco y no responden a sus intereses, porque el manager de los Bravos es Fredi González, nacido en La Habana, que les importa menos, porque no funciona ni responde ni habla ni delinque como Víctor Mesa, Anglada o Germán.

Yo siempre he sabido que no somos un solo pueblo, sino enemigos de esa gente y sé también que si pueden aprovecharse de tu buena fe te revientan como oportunistas cuando la situación lo amerita, el llamamiento al exilio solicitando la ampliación del coro alrededor de Bahamas o de otro que carenó en México es un buen ejemplo y lo sazonan con “demuestra que eres cubano” y cosas así, apoyados por otros que “mejor que me calle, que no diga nada…”

Un pitcher del corrupto histórico Industriales, carroña cuyo nombre solamente empaña la moral del beisbol cubano, se quedó en Francia, su padre está en España… Y todavía se habla de represión allá… por favor.

Un hijo de Ultiminio Ramos, que fue campeón del llamado torneo Córdova Cardín durante los 70’s, fue impedido de viajar al “campo capitalista” porque su padre estaba en México y así sucedía con todos los que tenían familiares o amigos en países área capitalista.

Dos cosas sobre el industrialista: padre G-2 o en Cuba la represión no es suficiente como para la bulla, digo, me parece, pero analizando cosas como la anterior, o que Chapman se quedó con el pasaporte ¿Olvido de la Seguridad? Vamos ¡zúmbese pa’llá ande!

Estos globos le revientan en la cara al que quiera… o al que le sirva de pala, que también juega.

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YASIEL PUIG ES LA DIFERENCIA CON EL BEISBOL CASTRISTA

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Por Andrés Pascual

Una vez leí en los comentarios que le ponen al plumífero que hace el deporte para Cubadebate, ¿Por qué no vuelven a vender camisetas y gorras de Industriales como hacían antes?

Hay dos cosas en ambiente: la edad del individuo y su estado emocional, supongo que pudo ver la pelota profesional, pero entre el hambre y los “sofocones” en la cola del “médico de familia” le desencadenaron el mal Alzheimer.

En el feudo castrista nunca se vendieron “chucherías estilo capitalista” ni memorabilia, por lo menos no lo recuerdo, ahora, hasta 1960, de la Liga Cubana sí, tampoco de clubes del circuito amateur salvo álbumes y, un par de años durante los 40’s, gallardetes.

Todo el espectáculo de 51 años de la pelota mala del dictador ha sido preparado “matando y salando”, sin ninguna vistosidad, sin tener en cuenta el agrado al fanático, porque, a fin de cuentas, “es gratis”, para un tipo especial de público que lo aceptó con aplausos desde el primer día, así que desde el césped quemado por no regarlo y los asientos sin pintar hasta un estadio sin luces por abandono, todo se ha ensayado y puesto en práctica “exitosamente” por los dueños de lo que nadie debe llamar espectáculo en el mejor sentido de la palabra.

Sin embargo, ahora que les quitaron el embargo parcialmente con la inscripción en la Confederación, le van a tumbar a los “padrecitos”, como al Baltimore hace 14 años, la pintura y el acondicionamiento total de por lo menos 3 incómodos parques, eso lo doy por descontado.

Hace casi 25 años los americanos contribuyeron con casi todo el dinero que hizo falta para construir el Complejo Panamericano con motivo de los Juegos de 1991, ya la cosa mejoró, porque hasta la ONU decidió ir al grano y directo, no solo por la Habana Vieja, como acostumbraban hasta ayer.

En estos días hay un jugador que tiene alborotada a la fanaticada del Oeste del país, juega para una de las franquicias más conocidas del beisbol americano: el cubano Yasiel Puig, novato talentoso con proyección estelar según los reportes, se ha convertido en el niño mimado de la prensa de Los Ángeles, porque el muchacho es el rightfielder y cuarto bate de los Dodgers.

De varias formas se ve la pelota de Grandes Ligas en Cuba, si algo debería llamar la atención y “trabajarla” en las esquinas donde decían que aquella era “la mejor pelota del mundo”, debía ser el tratamiento de importancia que le da el club al recluta. Como parte visible, la puesta en circulación de jerseys con el número de Puig para deleite de la fanaticada.

Estos detalles son parte de la diferencia entre el beisbol esclavo, propiedad de la tiranía, y el beisbol libre de verdad.

Yasiel Puig no fue tratado como lo hacen los Dodgers ni por sus padres el día que nació, supongo que sobre el particular haya que preguntarle, para despejar dudas inducidas por el castro-comunismo, a los que quedan en Cuba claro.

EL CLUB DECIDE MÁS QUE LA CIUDAD PARA LA MEDIA

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Por Andrés Pascual

La “Fernandomanía” fue única en su género: un pitcher joven, dominante a los 19 años en el Viejo Circuito, que llegó a una franquicia que necesitaba, a como diera lugar, reactivar con guarismos positivos la pasión que, como uno de los equipos más importantes del beisbol, tuvo siempre.

Cuando Fernando Valenzuela llegó a los Dodgers de Los Angeles procedente de México, logró incorporar al club a toda la fanaticada en el orden paisanista de una zona del país en la que se ubica la mayoría de ellos.

Los Dodgers hicieron un buen negocio con el traslado desde Nueva York a California, porque los Mulos acaparaban todos los beneficios posibles, pero perdieron la fanaticada de la Gran Urbe, que se adaptó a vivir sin ellos y sin los Gigantes y se resignaron a la continuidad de los Yankees y a la “nueva” franquicia Mets de Nueva York. Todavía Flushing no se ha recuperado de “la pérdida”, por lo que cada año, cuando se cumple un aniversario del traslado, piden de vuelta “al club que nos robaron”

Dicen que los Esquivadores lograron el parque por un dólar como parte de la retahíla de promesas cumplidas que, hasta hoy, tal vez hayan igualado otros clubes, pero no superado.

Este año tienen un novato sensación, prometedor, pero, como siempre se obliga a contemplar ante los reclutas por bien que luzcan, hay que esperar, porque el cubano Yasiel Puig todavía no tiene 100 turnos oficiales al bate, sin embargo, luce un mundo de facultades con carácter competitivo, costumbre que parece que no han perdido los antillanos de la Mayor de las Islas a pesar del castrismo: el joven de 22 años le entró a las Grandes Ligas como si estuviera jugando en su pueblo, etiqueta histórica del pelotero cubano.

Sin embargo, el impacto Valenzuela luce lejos de que se produzca otra vez con el rightfielder, no porque no valga la pena pagar los descomunales y abusivos precios de entrada para ver jugar a Puig que, además, es pelotero de posición, contribuyente de juego diario a la posibilidad del team.

El fenómeno Valenzuela fue la combinación del elemento deportivo salpicado de inmundicia político-social: un mexicano, es decir, un representante de la nacionalidad auto-considerada expoliada por Estados Unidos, precisamente en “su territorio robado” al Norte del Río Grande, en control del alma de un club insignia de las Grandes Ligas, igual a “pisoteamos a los yanquis con cada “screwball” del zurdo”.

Yasiel Puig puede batear, fildear y correr todo lo que quiera, incluso emular a Willie Mays, pero no va a igualar la magnitud del fenómeno Valenzuela en el Oeste del país, porque no es mexicano, y eso que llega a los Dodgers en un momento muy parecido a aquel 1981 por el desánimo y el juego perdedor sin personalidad.

En este caso, el club quedará otra vez en segundo lugar en importancia en cuanto a encumbrar y promocionar a un jugador de facultades no mexicano.

¿De qué huye Bud Selig ahora?

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Por Andrés Pascual

Este Comisionado del Beisbol que ha “estremecido las bases de juego” no se parece al Selig que conocemos, adicto a “tapar los escándalos y desviar la atención de sus fullerías” ¿Tendrá remordimientos? ¿Estará próximo su encuentro con el Creador, por lo que decidió comenzar a purgar sus pecados para llegar “más ligero de equipaje”?

El individuo siempre fue ventajista, cuando se interesó por el beisbol, lo primero que hizo fue ganarse “el cariño de los Bravos de Milwakee” para que lo ayudaran en su presentación en sociedad.

Para lograrlo, le ofrecía gratis por un año la renta de un automóvil de su dealer a todos los jugadores del club… después compró a los Cerveceros de la Liga Americana. En la foto de abajo, el antesalista cubano Mike de la Hoz, que fue beneficiado por esa política.

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Cuando los dueños decidieron liquidar la moral del juego botando al entonces Comisionado independiente Fay Vincent, los propietarios, gangsters de los tiempos modernos, sabían a quién debían colocar que los representara indignamente, entonces Selig renunció a la presidencia de su equipo, nombró a su hija al puesto y aceptó acabar con el pasatiempo… En la foto Fay Vincent con George W Bush, durante su época como dueño del Texas Rangers:

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Yo no sé cómo no se produjo una intervención federal para salvar por segunda vez al beisbol, porque, del Escándalo del XIX lo sacó dando tumbos y casi noqueado, precisamente, un comisionado independiente nombrado al efecto: el juez Kennesaw Mountains Landis (foto debajo), que gestionó y logró la representación del mismo por un senador en el Comité de Relaciones Exteriores.

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Todos los esfuerzos que se han hecho en 93 años para mantener el juego limpio de lacras, han tenido como finalidad que continúe cumpliendo su papel social como influencia de importancia, según el perfil vocacional, en la formación de la niñez y la juventud americana. Incluso sobre este negocio pesa la exención impositiva, que necesita ser revisada y eliminada.

Cuando los pandilleros que asaltaron la dignidad del beisbol, tan duramente sostenida en el tiempo, decidieron tomar las riendas del Beisbol Organizado, pisotearon el legado social del deporte sin importarles en lo absoluto el papel positivo para una sociedad necesitada de grandes cosas y mejores hombres como ejemplos.

Si se enumera, de “su carrera” repleta de MVP’s sucios y desleales, lo peor posible contra el beisbol tanto como perfecta en la gestión de acumular dinero y poder, buena para todos los propietarios, para el Sindicato y para los jugadores-fraudes del tiempo actual, nadie puede dejar fuera una suspensión del Juego de Estrellas, decretada a libre albedrío con la justificación de “no quedaban pitchers”, ni lo peor: asociarse con el partido demócrata y retrasar el comienzo del primer juego de una Serie Mundial para que Obama pusiera un material de propaganda electoral, en la foto con el Presidente presenciando un Juego de Estrellas:

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Y quedan los otros, los raros y sospechosos que provocaron la explosión del Montreal y casi la del Minnesota pese a la fidelidad de su público, que involucró 10 millones de dólares y, en ambos casos, a Jeffrey Loria como acompañante.

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Ahora se aparecen las Grandes Ligas reactivando el caso de una clínica de Coral Gables de un tal Tony Bosch (foto con jugadores que asistieron al local), de lo que nadie se acordaba y reinician el escándalo… debajo, descenso del rendimiento de Josh Beckett según un reporte de scout:

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Y no es que no se deba, al contrario, pero esta forma de actuar, jugando a Mr Justicia, no es la normal de estos elementos, a ver ¿Por qué no dan a conocer el grupo de positivos que falta y son más de 100? Los 6 ó 7 primeros tampoco fue un gesto del grupo asolador del beisbol, sino responsabilidad de un periódico por cuenta propia.

Hay algo que tal vez no deseen los “padrecitos del beisbol” si dan a conocer los nombres delincuentes que faltan y estaría relacionado con que el 80 % de los estrellas del juego, quizás estén, lo que traería como consecuencia la pérdida de la poca credibilidad y prestigio que queda.

Si cualquiera es justo consigo mismo y analiza la actuación de Al Pujols en sus últimos tres años completos más este, tiene que estar de acuerdo en que pudiera ser uno de los pecadores protegidos por el Comisionado y su pandilla, porque no es posible la espiral descendente de su bateo desde que comenzaron a temerle al test por sorpresa y abandonaron, otros también, el consumo de sustancias prohibidas.

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Yo no sé la razón por la que Selig armó este aspaviento con los peloteros que estuvieron en la clínica de marras, sin embargo, supongo que no sea por nada trascendental para el beisbol, incluso ni para dar una imagen de honestidad.

Para mí lo han hecho con el fin de quitarle a Alex Rodríguez de arriba a los Yankees, que no saben cómo hacerlo ni pueden por las cláusulas y la millonada, porque algo si está claro: los MULOS NO PUEDEN SUFRIR EL EFECTO NEGATIVO prolongado provocado por nadie ni porque sea un bandido, ni porque se hubiera metido la pata hasta la rodilla, como hicieron con el antesalista y la cantidad que le regalaron.

¿De qué huye Bud Selig ahora?

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Por Andrés Pascual

Este Comisionado del Beisbol que ha “estremecido las bases de juego” no se parece al Selig que conocemos, adicto a “tapar los escándalos y desviar la atención de sus fullerías” ¿Tendrá remordimientos? ¿Estará próximo su encuentro con el Creador, por lo que decidió comenzar a purgar sus pecados para llegar “más ligero de equipaje”?

El individuo siempre fue ventajista, cuando se interesó por el beisbol, lo primero que hizo fue ganarse “el cariño de los Bravos de Milwakee” para que lo ayudaran en su presentación en sociedad.

Para lograrlo, le ofrecía gratis por un año la renta de un automóvil de su dealer a todos los jugadores del club… después compró a los Cerveceros de la Liga Americana. En la foto de abajo, el antesalista cubano Mike de la Hoz, que fue beneficiado por esa política.

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Cuando los dueños decidieron liquidar la moral del juego botando al entonces Comisionado independiente Fay Vincent, los propietarios, gangsters de los tiempos modernos, sabían a quién debían colocar que los representara indignamente, entonces Selig renunció a la presidencia de su equipo, nombró a su hija al puesto y aceptó acabar con el pasatiempo… En la foto Fay Vincent con George W Bush, durante su época como dueño del Texas Rangers:

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Yo no sé cómo no se produjo una intervención federal para salvar por segunda vez al beisbol, porque, del Escándalo del XIX lo sacó dando tumbos y casi noqueado, precisamente, un comisionado independiente nombrado al efecto: el juez Kennesaw Mountains Landis (foto debajo), que gestionó y logró la representación del mismo por un senador en el Comité de Relaciones Exteriores.

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Todos los esfuerzos que se han hecho en 93 años para mantener el juego limpio de lacras, han tenido como finalidad que continúe cumpliendo su papel social como influencia de importancia, según el perfil vocacional, en la formación de la niñez y la juventud americana. Incluso sobre este negocio pesa la exención impositiva, que necesita ser revisada y eliminada.

Cuando los pandilleros que asaltaron la dignidad del beisbol, tan duramente sostenida en el tiempo, decidieron tomar las riendas del Beisbol Organizado, pisotearon el legado social del deporte sin importarles en lo absoluto el papel positivo para una sociedad necesitada de grandes cosas y mejores hombres como ejemplos.

Si se enumera, de “su carrera” repleta de MVP’s sucios y desleales, lo peor posible contra el beisbol tanto como perfecta en la gestión de acumular dinero y poder, buena para todos los propietarios, para el Sindicato y para los jugadores-fraudes del tiempo actual, nadie puede dejar fuera una suspensión del Juego de Estrellas, decretada a libre albedrío con la justificación de “no quedaban pitchers”, ni lo peor: asociarse con el partido demócrata y retrasar el comienzo del primer juego de una Serie Mundial para que Obama pusiera un material de propaganda electoral, en la foto con el Presidente presenciando un Juego de Estrellas:

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Y quedan los otros, los raros y sospechosos que provocaron la explosión del Montreal y casi la del Minnesota pese a la fidelidad de su público, que involucró 10 millones de dólares y, en ambos casos, a Jeffrey Loria como acompañante.

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Ahora se aparecen las Grandes Ligas reactivando el caso de una clínica de Coral Gables de un tal Tony Bosch (foto con jugadores que asistieron al local), de lo que nadie se acordaba y reinician el escándalo… debajo, descenso del rendimiento de Josh Beckett según un reporte de scout:

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Y no es que no se deba, al contrario, pero esta forma de actuar, jugando a Mr Justicia, no es la normal de estos elementos, a ver ¿Por qué no dan a conocer el grupo de positivos que falta y son más de 100? Los 6 ó 7 primeros tampoco fue un gesto del grupo asolador del beisbol, sino responsabilidad de un periódico por cuenta propia.

Hay algo que tal vez no deseen los “padrecitos del beisbol” si dan a conocer los nombres delincuentes que faltan y estaría relacionado con que el 80 % de los estrellas del juego, quizás estén, lo que traería como consecuencia la pérdida de la poca credibilidad y prestigio que queda.

Si cualquiera es justo consigo mismo y analiza la actuación de Al Pujols en sus últimos tres años completos más este, tiene que estar de acuerdo en que pudiera ser uno de los pecadores protegidos por el Comisionado y su pandilla, porque no es posible la espiral descendente de su bateo desde que comenzaron a temerle al test por sorpresa y abandonaron, otros también, el consumo de sustancias prohibidas.

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Yo no sé la razón por la que Selig armó este aspaviento con los peloteros que estuvieron en la clínica de marras, sin embargo, supongo que no sea por nada trascendental para el beisbol, incluso ni para dar una imagen de honestidad.

Para mí lo han hecho con el fin de quitarle a Alex Rodríguez de arriba a los Yankees, que no saben cómo hacerlo ni pueden por las cláusulas y la millonada, porque algo si está claro: los MULOS NO PUEDEN SUFRIR EL EFECTO NEGATIVO prolongado provocado por nadie ni porque sea un bandido, ni porque se hubiera metido la pata hasta la rodilla, como hicieron con el antesalista y la cantidad que le regalaron.

VAN A TENER QUE REAUTORIZAR LAS SUSTANCIAS

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Por Andrés Pascual

Si la cosa sigue así, en cualquier momento estamos viendo el calendario de la Liga Internacional oficialmente acreditado con certificación de Major Leagues.

El alboroto, yo diría que el chanchullo de anoche, de hoy y de mañana ha sido el jonrón dentro del terreno para decidir por los Gigantes contra Colorado, lo que no estuvo mal como noticia, pero nadie escribe sobre la rutinaria, acentuada y pocas veces vista lista de enfermos, tan llena como la de los hospitales después de un terremoto de 9.0 ¿Por qué?

Parece que hay temor a averiguar la razón de que tantos regulares, muchos estrellas, han llegado al break de media campaña con lesiones tan pronunciadas y ¿graves? que no podrán ayudar a su equipo a otra cosa que no sea mirar los playoff desde la comodidad de sus salas por televisión.

La impresión que tengo es que existe un “ponte de acuerdo” escalonado entre los clubes, especie de “hoy te toca a ti” y allá va Granderson (en la foto); “mañana a aquel”, entonces es Utley, antes fue Stanton… no puede verse de otra forma.

Pelota maniguera para el nivel de Grandes Ligas, porque no es posible mantener la oferta con tantos estelares fuera por lesiones que, como va el asunto, parece que “pica y se extiende”.

¿La culpa? De las sustancias, mejor, del miedo a dar positivo en un examen rutinario sorpresivo. Fíjese la cantidad de veteranos que están fallando y no solo eso, sino demostrando que se liquidaron con respecto a tiempos mejores, aun cuando por la edad les deberían quedar municiones como estelares: llegaron a donde iban Halladay, Carpenter, Santana… Utley y Howard se apean en la próxima parada y, así…

La baja ofensiva escalonada de las 3 últimas campañas completas de Pujol es sospechosa, y las lesiones frecuentes que sufre.

El problema con este hombre es que para justificar lo que gana tiene que hacer 5 veces más de lo que hace, si no, objetivamente, responde con su juego al salario de un jugador cualquiera, bueno sin etiqueta de estrella y ni eso.

Alex Rodríguez fue víctima de la “prohibición” también y su baja ofensiva y las lesiones le han puesto en carácter de jugador “elusivo y montonero”.

¿Qué no hay pruebas? ¡Cómo va a haberlas, si el Comisionado no abre la gaveta para más de 100 que, nadie puede convencerme de lo contrario, debe incluir a los que dije y a los otros!

Hasta el Salón de la Fama está afectado por la negativa a informar sobre los que quedan, es una inmoralidad que 5 ó 6 estén en entredicho, sin posibilidades de acceso a Cooperstown, mientras otros, con igual peso ante el delito, se mantengan con la vía segura y abierta al Templo.

¿Por qué la prensa que se entretiene en comentar que ni Koufax ni Gibson fueran estrellas hoy, no presionan para destupir esa cañería que tiene atascado el ambiente de circunstancias hediondas, que atentan contra el juego y contra el fanático serio? La respuesta correcta vale 64,000 dólares

JACKIE ROBINSON NO HUBIERA APROBADO EL GUIÓN DE “42″

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Por Andrés Pascual

No he visto “42″ ni pienso hacerlo, pero he leído algo preocupante sobre esta infamia fílmica que pretende, como nunca antes, politizar la personalidad del jugador acorde con intereses abiertamente antiamericanos, porque, si algo demostró el inmortal intermedista, reflejo y legado de su filiación al partido republicano, fue que nunca odió a su patria, que amó al capitalismo democrático y que jamás lo enfermaron las bajas pasiones como el odio al blanco o la revancha, que se estila hoy con tanta y total impunidad por influencias de los líderes negros del país o de la Primera Dama, que tuvo su momento de orgullo ciudadano cuando los blancos poderosos neocomunistas pusieron a su marido en la presidencia, olvidando todo lo que habló y escribió contra su “patria postiza” como mujer afro de proyección vengativa.

Por esta familia real, porque la señora recomendó la película, nunca veré el bodrio ni para criticarlo ampliamente. Y, como Saldiguera con los Muñequitos: “…hablen habladores”.

Resulta que para no perder la costumbre del partido, como su máximo líder en función de arrasar con el país, el o los guionista del filme no encontraron mejor opción para ratificar el odio histórico contra Jackie (porque así hay que ver esto, “contra el Tío Tom que sepultó el orgullo sepia descabezando las ligas negras más que como pionero de enorme significado social”) que tergiversando un acontecimiento a base de mentiras.

De nada les valió la realidad, evidente y contada hasta por racistas de pura cepa, no, tenían que mentir, porque ese es el sello distintivo de una administración que no puede hacer más contra el blanco o contra el negro conservador ni contra el país que le abrió las puertas a la silla presidencial a un perfecto elemento de 4ta de alta peligrosidad y no porque sea negro precisamente, que los hay brillantemente capaces y patriotas en el espectro norteamericano, como fue el propio Jackie Robinson.

Resulta que un pitcher racista, Fritz Ostermueller (en la foto un recorte de prensa sobre su fallecimiento a los 50 años), tira un “bean ball” a la cabeza de Robinson, este lanzamiento no es el común y corriente “golpeado”, incluso con el objetivo de responder a una agresión similar contraria, sino un disparo de intención homicida, con ánimo de lesionar o matar si es preciso…

Hasta ahí, el efecto buscado para apoyar la campaña nacional contra los republicanos, o contra los conservadores en sentido general, cumple su cometido: más odio, más credibilidad en “ellos”, más división y más antiamericanismo impuesto.

Con lo que no contaron, porque no fueron asesorados debidamente o tal vez ni les interesó, atribución debida, posiblemente, al triunfalismo decadente y morboso de aires traidores a la patria del tiempo actual, fue con que en este país los récords del pasatiempo se llevan casi desde el inicio mismo del beisbol, lanzamiento por lanzamiento, jugada por jugada y la década de los 40’s es demasiado cercana como para que no estuviera debidamente asentada en los libros de anotaciones.

Sherrill Dusterhaus, de 66 años, natural de Joplin, habla con amargura sobre “el lanzamiento que golpeó al intermedista” según 42, dice que no fue verdad que golpearan a Robinson en la cabeza ni que Fritz Ostermueller le gritara “You don’t belong here and never will” (No perteneces aquí ni nunca pertenecerás), como propone la película de la Warner.

Ella quiere que todo el mundo que vea el material sepa dos cosas: que el pelotazo a la cabeza es mentira y que lo dicho por el pitcher “homicida” es una aberración de los “creadores del éxito taquillero”, porque Ostermueller (que también jugó para el Brooklin durante una carrera de 14 años con varios clubes) era su padre.

Nadie sabe cómo lograron que Rachel, viuda de Jackie Robinson, aprobara tamaña falta de ética, que no fue precisamente lo que identificó a su esposo, o quizás la engatusaron con alguna felicitación de parte de Michelle personalmente por “la total emancipación del jugador insignia”.

Como quiera, se olvidaron de las anotaciones y ni intentaron averiguar que “el chivo expiatorio” está considerado uno de los peloteros más caballerosos y decentes de su tiempo.

Por todo lo anterior, Sherrill declaró: “Respeto a Robinson, su historia es inspiradora y considero una gran cosa que se conozca, pero no a expensas del buen nombre de otros, eso es una desconsideración, una falta de respeto intencional”.

UN “CURRO” EN MIAMI Y LA TRAGEDIA DE LOS GOURRIELL

Rigoberto Rosique, pelotero cubano.

Por Andrés Pascual

Si mal no recuerdo, al Curro Pérez nunca le llamaron el Héroe de Quisqueya y a la Serie Mundial Amateur de 1969 se le conoció como “la Victoria del Yankee Go Home”, por el apoyo recibido de parte de una fanático dominicano repugnantemente antiamericano, contra jóvenes estudiantes estadounidenses que, como le gusta decir a los comunistas a la hora de “taparse” unos a otros, “NO TENÍAN CULPA DE NADA”.

En aquella novena, detalle muy ultilizado por Eddy Martin para fabricar un poderío inexistente, viajó como inicialista Steve, un hijo de Hank Greenberg.

Para Castro significó recuperar un poco de prestigio después de 2 derrotas consecutivas ante USA: Winnipeg-67 y la cuadrangular México-68.

Pero, por encima de todo, simboliza el momento en que el tirano puso a toda máquina la política contra el beisbol al decretar, en pleno aeropuerto de Rancho Boyeros, que: “se iniciaba la revolución del beisbol…”, entonces le regaló el deporte nacional a Servio Borges (que dirigió a su equipo en Dominicana), manager de los campeones Azucareros con Natilla Jiménez detrás, de 22 años y más inepto que mi nieto de 6, pero con una extraordinaria capacidad arribista de instinto perruno y destructor.

Sin pensarlo dos veces y con el apoyo absoluto del dictador, puso a su lado la batería de elementos con que aceleraría la destrucción del pasatiempo.

¿Objetivo primordial de aquella facción legionaria? no haber jugado pelota nunca, ser graduado de la Escuela Pity Fajardo y estar dispuesto a “apoyar al comandante” hasta contra sus madres, que conozco casos.

Gaspar Pérez fue un buen pitcher para una época muy pobre del ex beisbol nacional, justo en medio de los 60′s: mucho mejor que él otro matancero, que también debutó en 1964 y tenía de todo, al que Gilberto Torres le arrancó el brazo: Enrique Rossell.

El Curro tuvo como recurso el valor, además, relativa buena velocidad y control aceptable.

En 1966 fue convocado al equipo castrista que asistió a los Centroamericanos de San Juan y perdió el único juego de su novena, contra Venezuela, por un error suyo en tiro a primera, el zurdo Adam Morales ganó con score 1-0.

Su pírrica leyenda, porque ningún cubano que no haya jugado como profesional post 1961 puede considerarse legendario, circula como consecuencia de la prensa vendida y militante desde 1969.

¿Por qué dejaron batear al Curro, con Telemaco y Marquetti en el banco contra Larry Osborne, que nunca jugó profesional, pero tenía totalmente anulada a la novena de Castro? Por una cayucada de Servio Borges que le salió mal, pues el matancero se ponchó 4 VECES tirándole, pero el joven catcher americano no retuvo el lanzamiento. Esa es la historia.

Gaspar “Curro” Pérez, hijo de un versátil jugador del Deportivo Matanzas de igual nombre que integró un equipo CUBA, como oficial del MININT, fue de los primeros enviados a Angola a matar negros buenos en función mercenaria castrocomunista. Leí muchas veces lo orgulloso que se sentía por esa faceta detestable y anticubana.

El Nuevo Herald, siguiendo la política de influencia castrocomunista de su redacción, lo considera “leyenda” y le cuelga tantos epítetos que hay que leerlo dos veces, porque parece que se refieren a Camilo Pascual o a Luque con la exagerada y, posiblemente pagada, propaganda de grandeza inmerecida que le hacen.

Los Gourriells en problemas, pero con la solución a mano: Lourdes, buen bateador, pésimo fildeador y “manco”, al que le regaló Servio Borges el Novato del Año sobre Luis Giraldo Casanova (se comenta más el que le quitaron a Miñoso para dárselo a Gil McDougal), está metido hasta el cuello en un caso de corrupción por comida en Las Villas.

Este individuo no ha sido lo mejor era castrista, incluso ni de su generación, pero ha demostrado ser un perro de la tiranía: en los Panamericanos Caracas-83 golpeó a traición al ejecutivo de los Dodgers, entonces manager de República Dominica Rafael Avila, cubano y una de las figuras más prestigiosas de Latinoamérica en la historia de las Mayores.

Todavía no se sabe en qué fue mejor Gourriell, si bateando o como esbirro del castrismo.

Resulta que la solución al “problema” será desaparecerlo de la vista de los villareños, por lo que le entregaron una casa en La Habana y le mudaron a la capital con la justificación de “enfemo del corazón”, muy pobre, porque la gente ha de preguntarse si no podían tratarlo en su provincia igualmente.

El movimiento le originó un problema a un hijo, que, según dicen, ya pidió un cupo para Industriales, gesto traidor para muchos que le colocará en una posición de rechazo por sus ex coprovincianos.

El otro, a quien acusan de poco coraje para ganar y hasta de no meter el cuerpo, ha dicho que quiere “probarse” en otra pelota…

Bueno, que juegue balompié, a fin de cuentas “otra bola”, porque no creo que tenga la clase de Omar Linares, a quien el tirano se lo permitió y suspendió el examen en la Liga Japonesa cuando estaba al borde del retiro.

Gaspar Curro Pérez, pelotero cubano.

LOS SALONES DE LA FAMA Y EL AGRADECIMIENTO AL AJENO

Por Andrés Pascual

Todavía no acaban de entender quienes votan para el llamado Salón de la Fama del Deporte Cubano que famoso significa ampliamente conocido, que incluir a un atleta o a un cronista que no es trascendental por relaciones con terceros que “lo recomienden” es una actitud indecorosa.

Fabricar una leyenda por quedar bien con un socio, por vender dos mesas o por quién sabe qué, es una señal de la falta de seriedad que se necesita para mantener en niveles de aceptación patriótica semejante empeño.

¿Quién es Jesús Feliciano? ¿Qué ha hecho con calificación ni de aprovechado para estar en un Salón de la Fama que represente a Cuba? ¿Quién es un trainer de pitcheo de apellido Chinea? Por cierto, alrededor de este individuo se han tejido historias que dan pena. Abelardo Fleitas, además de ser hermano de Andrés y de Angel, ¿Qué más hizo en el beisbol para merecer un nicho?

Todavía a ese Salón, si hay honestidad y conocimiento de la historia del boxeo y el beisbol nacional, le queda tela por donde cortar, porque a la leyenda cubana, más si el tal Feliciano y otros están ahí, le falta Bauta por incluirse, pero si la cosa es como dicen, Arcia no puede faltar, ni los Ariosa ni Raúl Navarro ni Alcibíades Palma ni Agustín Verde.

Pero en boxeo quedan muchos que son parte de la representación genuina de la grandeza cubana, aunque no ganaran campeonatos, porque si a Cuba se le considera en el lugar que la tienen solo por los campeones mundiales y 10 o 15 más, la historia de la disciplina está frita para la memoria.

Y así ha bogado en oportunidades este Salón, con lunares como los “colaos”, oficialmente autorizados para “resolverle a un socio” o a quién sabe quiénes ni por qué.

Si no se arreglan estos detalles, nunca podrá imponerse como la institución que pregonan por su utilidad al designio patriótico. El prestigio hay que ganárselo, no se alquila…

¿Por qué no habilita el Salón de la Fama de Marino Martínez un capítulo de recordación para quienes, sin ser cubanos, se han visto envueltos en la historia de nuestro deporte con letras mayúsculas?

La historia del beisbol nacional no puede escribirse sin los nombres de muchísimos atletas de otras tierras que contribuyeron a construir la leyenda: sin Pop Lois, sin Marcelle, sin Diablo Wells, sin Patón, sin Cool Para, sin Vidal López… el beisbol cubano no hubiera logrado ni la fuerza ni la trascendencia de que gozó hasta 1960 ni sin Bunning ni Jacobs tampoco.

Por circunstancias conocidas se está efectuando la verdadera “tarea del indio” para mantener, ante una opinión pública tan moderna como anticubana (específicamente contra lo anticastrista), la importancia única de, por ejemplo, el beisbol criollo.

Sin que le queden dudas a nadie, la nueva hornada de “criticos” del deporte cubano procedentes de las editoriales castristas, sin preparación para defender el valor histórico de nuestro beisbol o de nuestro boxeo, además de calificar como “integrales”, para quienes el deporte nacional es “uno más”, no tienen ningún interés en conocer por qué razón el beisbol de Cuba tiene matices legendarios en el área.

En Miami y fuera de esta ciudad hay cronistas, historiadores del beisbol no cubanos que merecen mejor tratamiento que algunos “colegas” que por aquí andan, porque conocen la historia de nuestro beisbol como ningúno de los que, desde que empezó esta “nueva etapa”, se van a encargar de elegir al Salón, e incluyo al director Marino Martínez.

Los que, haciéndole gala a la insuficiencia natural como manejadores de lo histórico-cubano para empeños de recintos de famosos, puestos en situación de desconocedores de quiénes deberían ser invitados a formar parte como miembros de un capítulo especial no cubano por su aporte y defensa del más huérfano de los legados en el beisbol ahora mismo, sobre todo por inacción, no pueden eximirse de su irreponsabilidad ante el desconocimiento de quienes tratan de mantener nuestra historia viva mejor que los nacionales en la Isla o de los fabricados allá, que viven de igual forma por aquí en cuanto al desprecio por el pasado glorioso de la disciplina que ni conocen y les han impuesto.

Si Juan Vené (en la foto en la presentación de uno de sus libros), Alberto “Tito” Rondón, René Cárdenas (figuras de amplias y reconocidas trayectorias en todos lados), no caben en el Salón de la Fama del Deporte Cubano como miembros de un capítulo de reconocimiento por la defensa y la promoción de nuestro beisbol, supongo que, a la par con la escasez de la chispa necesaria para identificar méritos obligados, predominen otros sentimientos tal vez considerables en el orden de bajas pasiones.

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Presentaciòn libro de Juan Vene

Una maniobra típicamente divisionista

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Andrès Pascual

Alrededor de actividades que contemplen los dos períodos históricos perfectamente identificables en Cuba: antes y durante el castrismo, por circunstancias de indudable confrontación ideológica, existe una guerra virtual de oposición a considerar lo que resultó o ha resultado de la época de la horda en el poder, parte del grupo que siempre representó a la ex República.

Y la raíz del problema está en que el atleta de Castro se convirtió en un “soldado de ideas”, en mercenario ideológico de una corriente criminal que lo ha usado como parte de la avanzada de conquista de otros países, o ¿Por qué razón uno de los renglones que siempre ha exportado la tiranía ha sido el entrenador deportivo? El deporte es un canal básico de penetración para inocular el veneno comunista, tan efectivo que la tiranía venezolana lo trueca por petróleo, aunque su pueblo pierda en la operación.

Aunque no todos los atletas de la época postrepublicana hayan sido militantes de corazón, incluso simpatizantes de la horda, no es menos cierto que, durante el tiempo en que están actuando allá, la mayoría se comportan como si lo fueran, en unos casos; en otros lo han sido, perspectiva que no les cambia ni emigrar al “campo imperialista”, en el que se definen no como quien busca la libertad necesaria para vivir sin asfixias (para todos), sino como deportistas que se querían “probar en otro nivel” (boxeo, balompié, pelota).

Este fenómeno de no aceptación parecía que era crítico desde la perspectiva independentista, que ha defendido la posición de ningún contubernio con la tiranía, porque en la tragedia cubana lo trágico ha hecho estragos en el bando rojo muy pocas veces, incluyo aquí a sus ex representantes que “se lo agradecen todo al Comandante mientras están allá” y que no dejan de agradecerlo con su actitud de rechazo a acontecimientos dignos de tenerse en cuenta cuando están aquí.

El Salón de la Fama del Deporte Cubano, que desde que fue creado su director Marino Martínez (4to de izquierda a derecha en la foto) ha abogado por un abrazo criollo que supere las rencillas insuperables, nacidas de heridas materiales y del alma ajenas al estadio, por circunstancias especiales quizás relacionadas con cierta simpatía escondida por el régimen, o con cierta añoranza por la Cuba de hoy, sojuzgada, reprimida y pisoteada de alguien de su directiva, pues acaba de inaugurar (palabras de su director en la ultima actividad) una “nueva era para el evento”, que solo contempla, incluso para el almuerzo, a la avanzada de quedaditos traidores a su compromiso con la tiranía, soldados de fortuna en desbandada del castrocomunismo.

La ambición más que necesidad de contar con un banquete lleno de invitados, porque la irracionalidad de elegir durante diez años anteriores a muchos más del período precastrista de lo que la lógica sugería, dio al traste con el agotamiento de la figura seleccionable de aquel período, resultando que ya no hay de dónde sacar para hacer un homenaje con leyendas suficientes más familiares, que coticen y dejen contentos a los dirigentes de la actividad, a los atletas por lo fastuoso de la comida y hasta al cielo por acordarse de sus inquilinos.

Con esta nueva forma de manipularlo, el proceso del llamado Salón de la Fama del Deporte Cubano, ratificado en la declaración de su director, acaba de convertirse en otro vulgar elemento divisionista de lo que una vez fue el pueblo de Cuba, política prioritaria contra la unidad de la dictadura.

El 90 % del “hombre que renunció a la faceta de nuevo” en la Cuba castrista, que hoy es un elemento de la comunidad económica cubana castrocomunista en el exterior, por lo general se aparta del pionero, del luchador histórico contra la dictadura, porque no se siente cubano 100 % y teme identificarse con este para que no se le afecte el viaje a la Isla y hasta la posibilidad de “bisnear” al amparo del régimen. Como que el castrismo los formó sin identidad nacional, pues no creen que deban responder a intereses que valoren la nacionalidad con la obligación que Dios manda.

Con estos elementos a mano, Marino Martínez voló la cerca y separó totalmente las dos tendencias en pugna. A fin de cuentas, esta salida del closet es mejor que la hipocresía que algunos identificaron desde el primer día y que engañó a otros.

La clase vieja, patriótica, la que defendió a Cuba en el court no fue invitada, porque, tal vez, contradecían con su presencia de fiscales la entrega de esta actividad al castrocomunismo.

LA PELOTA BANANERA: LORIA CONTRA PASQUEL 70 AÑOS DESPUÉS

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Phil Wrigley

Por Andrés Pascual

Jeffrey Loria es un “metiche”, palabra que usan los mexicanos para calificar a quien mete el hocico en todo.

Durante la llamada “era Pasquel”, que fue ni más ni menos que una soberana estupidez de quienes creyeron febrilmente que podían competir con el Beisbol Organizado, Jorge, uno de los hermanos, “ídolos del beisbol mexicano” por la “molestia” que le crearon a los magnates de las Grandes Ligas con el “robo” de jugadores de los circuitos mayores hacia la Mexicana, (muy pocos de clase interesante como para llorarlos), también era el propietario del Águilas de Veracruz, cátcher ocasional y manager de vez en cuando de los Verdes.

Pasquel se comportaba como un “emperador” y como tal se desempeñó al frente de la Liga, a tal extremo estúpido, que expulsó al umpire cubano Amado Maestri de funciones por una decisión en contra de su equipo. Aunque, y es antológico, el ex receptor del Cubaneleco lo botó del terreno apelando a la jerarquía de los 2hombres de peto, escafandra y escobilla” (como nombraba Eladio Secades a los árbitros) sobre el terreno de juego.

Pero Pasquel era un imprudente y un abusador con sus managers, que debían hacer lo que al tipo le diera la gana, fuera o no correcta la jugada que le imponía al director. Lo ensayó con Dihigo y tuvo problemas, porque al Inmortal no le gustaba que le pusieran zancadillas en su trabajo, aunque le costó el puesto.

A principios de los 60’s, por 6 temporadas consecutivas perdiendo 90 o más juegos, Phil Wrigley, heredero de la fortuna del chiclet y de los Cubs de Chicago, inventó “el Colegio de Coaches”, porque, según él, la posición de director es de “trabajo” y para eso estaban los asistentes.

Entonces, desde 1961-1965, todos los coaches de la novena pasaron etapas alternativas como managers, con la excepción de Buck O’Neil, que no probó fortuna, tal vez porque era negro o porque no le tenía confianza como estratega.

En ocasiones, el propio dueño se hacía cargo de la dirección y en otras dirigía por detrás el movimiento del pitcheo, como sucedió durante el medio año que estuvo al timón Lou Boudreau.

Dicen que otros dueños han invadido el terreno de la dirección demostrando un alto sentido egocéntrico de la irresponsabilidad, sin embargo, dudo que hayan sonado como estos, aunque Pasquel fuera del marco de las Mayores.

Por estos días se apareció Loria, tristemente célebre propietario de los Marlins de Miami, con una bufonada de poder. Según fuentes acreditadas, impuso el turno de apertura de dos pitchers en un doble juego, irritando a los peloteros y acomplejando al director.

Después de auto-devaluarse como propietario de un club de Liga Grande, de desbaratarlo sin contemplaciones en función de recuperar el dinero que debe haberle llegado al alma desembolsarlo cuando compró a los jugadores que “negoció” en poco tiempo, se aparece con esta nueva faceta, que le iguala en condición de payaso a Pasquel, a Wrigley y quién sabe a cuántos más en la historia del pasatiempo.

Los problemas del club miamense han sido creados por la gerencia, incluso la baja producción de jugadores como Stanton y algún que otro, son producto de la frustración de saberse el hazmerreír de todo el beisbol, dentro y fuera del país.

Si Loria sigue ahí, aparentando que le duele la pésima actuación de un club que es de su entera irresponsabilidad, se verán otras cosas más ridículas y peligrosas que ordenar la estrategia de trabajo de un pitcher, si no al tiempo.

¿POR QUÉ EVITAN DECIR LO IMPORTANTE DEL “FENÓMENO” ROBINSON?

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Por Andrés Pascual

El caso Jackie Robinson está contaminado por la forma como lo manipulan intereses que atentan contra la estabilidad del país.

Lo que en su momento representó un paso de avance de la sociedad americana más allá del deporte, enfrenta la politización con visos antiamericanos que, para la gente preocupada por el derrotero de la nación, forma parte de una conspiración en su contra.

En 1931 Chet Brewer, pitcher que trabajó en todos los países del Caribe, fue contratado por un club del circuito de Ligas Menores del Beisbol Organizado, sin embargo, lo protestó el presidente de la liga y no pudo debutar como primer negro que, oficialmente, rompiera la barrera racial.

En 1918, Jimmy Claxton lanzó dos meses para el Oakland Oaks de la Costa del Pacífico y lo declararon no oficial luego de anular su contrato.

¿Cuándo se rompió la barrera racial, en 1947 o en 1945? Jackie Robinson debutó con el Brooklin en abril de 1947, sin embargo, esa fecha no debería considerarse como la del año “del derrumbe del muro”, porque las Mayores son la culminación del complejo que es el Beisbol Organizado, lo que significa que un negro aceptado por todas la instancias regentes del beisbol profesional americano, Robinson, realmente entró al “beisbol de los blancos” cuando se hizo oficial su estancia en el Montreal de la Liga Internacional sin obstáculos para continuar. Entonces deberían decir que el Pacto de Caballeros explotó en 1945, dejando 1947 para reflejar el debut del primer negro en las Grandes Ligas modernas.

En 1942, el periodista y activista negro Wendell Smith le pidió al presidente demócrata Franklin D. Roosevelt que decretara muerta la prohibición, pero el individuo le manifestó que sería una peligrosa y atemporal contravención.

Fue este periodista quien tramitó el fallido primer try-out en Ligas Mayores a 3 peloteros negros con el Boston Red Sox, entre los que estuvo Jackie Robinson.

Branck Rickey pasó de los Cardenales de San Luis a los Dodgers de Brooklin en 1942. Desde sus años con el club de Missouri venía observando, como un fanático más, juegos del circuito sepia, sin embargo, su capacidad de General Manager creativo, que le ganó el sobrenombre del Gran Innovador, le mantenían abierto el sentido del scout natural que “esperaba el día”.

Rickey firmó al cubano Armando Marsans para el San Luis Browns, por lo que conocía del tratamiento con jugadores de minorías.

Una vez instalado con los Dodgers, el hombre que inventó el sistema de fincas o sucursales en el beisbol, que pretendió una tercera liga mayor, comenzó a valorar a los peloteros negros capacitados socialmente para inaugurar un nuevo capítulo de la sociedad americana: la integración del deporte nacional.

Un jugador con un mundo de condiciones y otro de resabios, de odios contenidos que le convirtieran en no manejable por su comportamiento bélico y revanchista, no podía ser el hombre. Además, obligatoriamente, debía cumplir con el ABC de la cartilla de presentación al público, que comenzaba con la decencia, continuaba con la instrucción colegial y terminaba en el patriotismo.

Rickey recibió el asesoramiento de Wendell Smith sobre Robinson, por lo que le seleccionó como el proyectil con el que los Dodgers derrumbarían la barrera racial.

Tal vez el país estaba preparado para recibir a un negro como miembro del róster de 25 de un club de Grandes Ligas en 1947; pero, fuera o no, el General Manager tuvo el visto bueno de todo el andamiaje del Beisbol Organizado para hacer oficial la firma de Robinson sin peligro de rechazo en 1945. El año del debut del jugador en el Viejo Circuito solo fue eso, su debut en las Mayores.

Si Branch Rickey no pudo concretar exitosamente la guerra contra el racismo en el beisbol, digamos que en 1943, fue por la influencia segregacionista demócrata, sus creadores y máximos inspiradores históricos, que pusieron en marcha tanto a Jim Crow como al KKK y que, todavía en 1960, votaban en bloque contra el Acta de los Derechos Civiles.

Cuando se abrió una hendija político-económica para poder dispararle al muro racial, el republicano Branch Rickey le “zumbó” a la barrera un proyectil también republicano al que, para emplearlo como apoyo de su política antiamericana y revanchista, el partido de Obama le esconde su filiación con el partido de Lincoln a la ciudadanía desde hace más de 60 años.

La trascendencia política de Robinson y de Clemente

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Por Andrés Pascual.-

Roberto Clemente fue un verdadero “banquete” en el terreno de juego; hoy, a pesar de los que juegan en rango de “superestrellas” de origen latino, negros o blancos, ninguno le iguala y, posiblemente, ningún americano esté a su altura tampoco.
El Idolo de Carolina, una estrella de la “gorra a los spikes”, jugador de verdadera condición de “completo” irradiaba, por su pasión, por su agresividad y por su personalidad, dosis mucho más que generosas de colorido personal.
Clemente era material indiscutible de Cooperstown; pero, si no ocurre la tragedia lamentable, le hubiera sido imposible acceder antes que Martín Dihigo al Templo, por el año retiro y el tiempo reglamentario de cinco posterior a este.
Pero por las exigencias y los llamados logros o avances de las minorías, el puertorriqueño escapa a la actividad que le dio fama y le insertó en la historia del deporte por méritos ganados legítimamente; es decir, lo han convertido, más que en ídolo del pasatiempo, en un símbolo rehén de ese jueguito peligroso que es la política: Clemente es una figura con más trascendencia socio-política que deportiva para muchos interesados en…hacer política con su nombre. Para configurar su personalidad representativa de rebelde defensor de minorías y presentarlo casi como un “activista” de derechos humanos, se utiliza el abuso que sufrió (no solo él) en sus inicios, que incluye hasta que un blanco racista le abofeteó desde las gradas de un estadio Triple A, mientras pertenecía a la Organización del Brooklin. Tal vez desde ese momento, Roberto se resintió para siempre con Estados Unidos y esta gente, tan dada al complejo de una culpa que es verdad, permiten todo lo relacionado con el gran jugador que pisotee, hoy con pocas razones, la esencia de su nacionalidad.
Jackie Robinson no fue seleccionado para romper el muro racial porque fuera el “mejor pelotero sepia de su era” ni el de más colorido ni el más sensacional, esa clase de jugador “superior” era exigida “a medias”: un buen pelotero, rápido en las bases, shortstop de los Monarcas de Kansas City con dificultades de coordinación en el fildeo y, tanto, que en el Montreal lo movieron a la segunda, en la que tampoco fue un dechado de virtudes defensivas. Como bateador no era un prospectazo.
En Ligas Negras, por lo menos 10 jugadores hubieran causado un impacto superior en el terreno de juego; aunque algunos ya estuvieran pasados de edad como Talúa Dandridge, Willard Brown, Chino Smith,…pero existian ingredientes que no estaban disponibles para alguien más que el Idolo de UCLA.
El beisbol necesitaba a Jackie Robinson, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que aceptó leer sin bajas pasiones un comunicado dirigido a la juventud americana en 1951, apoyando a las Naciones Unidas en el conflicto de Corea; tenía instrucción colegial universitaria con alma mater en UCLA; era All Around o estrella en baloncesto, campo y pista y football colegial, en el beisbol se destacaba menos; un hermano, Mack, había integrado el equipo olímpico a Berlín-1936. Hablaba bajo, pausado y era una persona decente en el sentido absoluto del término. El modelo que se buscaba por tolerante para cambiar la mentalidad del blanco con respecto al negro en los terrenos de juego de las Grandes Ligas. Por su conducta de ciudadano ejemplar, su influencia alcanzó al resto de las minorías; incluso la juventud blanca que se sobrepuso a Jim Crow, le acogió como uno de los suyos y cambió la fisonomía no solo del beisbol, sino de todo el deporte americano moderno. Eso buscaba la gerencia del Brooklin para romper la barrera racial.
Por eso Robinson es, sobre todo, un aditamento de la política americana interna de cualquier partido en la nación, más que un superestrella del beisbol.

COMÉNZÓ LA MOLIENDA EN GRANDES LIGAS

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Por Andrés Pascual

Hubo de todo el primer día de actividad en las Mayores campaña 2013: buen pitcheo, entradas de palos, scores apretados, errores, jonrones… como que el beisbol es un deporte del que nadie sabe nada y la historia lo ha demostrado, pues, por lo que se vio el día inaugural, lo más que puede hacer alguien con dos dedos de frente es hablar “por si adivina”, pero, “jugársela al perdido con este es el ganador”, no debería. Si acierta, duerma confiado en que fue una carambola de jugador de matiné.

Parece que el Washington dará batalla; del Atlanta dicen que no tiene liderazgo… de todos dicen algo “los sabios de galería” porque, o se cobra, o le gusta la controversia al cronista.

De los Marlins han dicho hoy los “expertos” del Sur de la Florida que “deben arreglar…”, hace solo un mes estaban tratando al club como al retrato del circo ripiera, ahora la diplomacia hizo aparición y el tratamiento crítico se suavizó, porque… pudiera haber represalias de parte de la Oficina. No por eso dejan de ser una ripiera ni su administración puede despertar lástima ni el mínimo reconocimiento a través de un período de gracia para que condone la agresión al fanático y a la ciudad eh.

Para mí lo relevante ha sido, otra vez, la cantidad de jugadores en lista de enfermos, ya el detalle es rutina y ningún cronista en español le tira ¿Por qué?

Los comentarios sobre la posibilidad de que algunos pierdan sus carreras cobran matices alarmantes con Johan Santana liderando el casillero.

El venezolano, uno de los pocos pitchers que quedaban dignos de compararse con “el buen tiempo ido”, clase magistral en cada aparición en el balk, no peligra, sino la perdió, ¿Por qué? Bueno, “que fildee el de atrás, que también juega”.

Con problemas Halladay, Carpenter y algún que otro estrella de la serpentina, ¿Qué va quedando para llamar “grande” a este beisbol?

Y sin tener en cuenta a los peloteros de posición con dolencias ahora o retroactivas durante el desarrollo del calendario, que los mandarán al hospital al menor pisotón o swing.

Robinson Canó botó al corrupto “Super-agente” Scott Boras (en la foto), lo reemplazó por Jay-Z, el multimillonario promotor de rap esposo de Beyonce, ¿Qué le incomodó? Supongo que nada, sino darle cumplimiento a cierto capítulo enfermizo de solidaridad de minorías, por cierto, peligroso, pero así va esta sociedad y un negocio tan corrupto como el beisbol no podía contradecir la esencia influencial.

Boras fue el tipo que se arriesgó a decir que Barry Zito era mejor que Sandy Koufax, por lo que debieron quitarle la licencia de representante de jugadores, aunque, se sabe, haya sido parte del negocio, sin embargo, por lo exagerado y ridículo fue una provocación.

LA SERIE MUNDIAL YA NO ES LO QUE ERA

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Sin los Yanquis, la Serie Mundial es menos de la mitad de lo que debe ser.

Por Andrés Pascual

Ya la Serie Mundial no es lo que fue; este año, si regresaran los Yanquis, pudiera tener un nivel aceptable de audiencia…tal vez sea por eso que los eruditos creen que una Serie Mundial sin los Mulos no es tal, porque lesiona los niveles de competitividad y de sintonía.

Si algo ha conspirado contra el Clásico de Octubre ha sido la expansión, que ha generado la asistencia de clubes que no son tradicionales y que gozan de pocos seguidores más allá del barrio: San Diego, Marlins, Colorado…no tienen el fanatismo fuera de sus Estados que mantenga saludable la transmisión del evento, que se logra si van contra los Yanquis. Además, tantas series de pretemporada asfixian el interés por el choque entre ambas ligas.

Al evento, que será de octubre-noviembre de forma permanente, el fanático llega saturado y con una perspectiva ajena al embrujo que le cautivó hace años. Como solución, el Comisionado promete “tres tazas de caldo” para el 2012.

Incluso la agencia libre, provoca un peligroso detalle negativo que ocurre rutinariamente y afecta el apoyo y el reconocimiento a un club: de un año para otro, puede perder 4 jugadores en el mercado, como ha ocurrido con Minnesotta y, cuando sucede, por supuesto que no es el mismo que salía al terreno un par de años atrás.

Cuando la era de la cláusula de reserva, un pelotero podía ser canjeado o puesto en waivers; pero no tomaba las de Villadiego, en su mejor momento, detrás de El Dorado financiero, como estos de ahora que, por tal situación, no pertenecen a ninguna franquicia, convirtiéndose en mercenarios del juego, por lo que el fanático nunca los podrá identificar como suyos.

Ese amor por el traje, estilo antiguo, se enterró para siempre en el beisbol de Grandes Ligas junto con la decencia y el buen gusto al vestir de los jugadores. Los cambios hechos al beisbol han debilitado la confianza en el deporte y la clase profesional: el contrato multianual produce un jugador que, por lo general, juega el primero y el último año y, en el medio, se cuida más que una candidata a Miss Universo la cara.

Si el Comisionado fue capaz de decretar blackout para un Juego de Estrellas; si decidió retrasar el inicio del juego inaugural de un Clásico de Octubre por una promoción de campaña política; si tenemos un Presidente de la nación y un Comisionado de Grandes Ligas que destaparon lo poco que les interesa el fanático al participar en esos acontecimientos (aunque el Presidente solo en el último), ¿Qué se puede esperar?

El problema es grave con respecto a la Serie Mundial; porque cada temporada lucha contra números en baja perpetua en los ratings televisivos y, el intento por expandir los participantes en la postemporada para el año próximo, tiene como objetivo recuperar, en parte, lo que dejan de ganar con la competencia que, una vez, llamaron Clásico de Octubre. De esa forma, reconocen también que el tradicional encuentro final ha perdido casi todo el brillo y el interés que, alguna vez, lo caracterizó.

Por tal razón es que se hace necesaria la presencia de la vieja y gloriosa franela a rayas en el terreno; porque, por la cantidad de público que arrastran, a favor o en contra, en todo el mundo, es la única medicina que le asienta al antiguamente considerado plato de primera del beisbol mundial, en medio de este peligroso flú por el que atraviesa.

¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE ESTE CRIMEN EN EL SISTEMA DE “SCOUTING ”?

Por Andrés Pascual

Hace varios días, un cubano bien relacionado con el entorno dominicano del beisbol me informó que le estaban preparando “un paquete” al pelotero Yoeni Céspedes; según el individuo, se produciría “una demanda salvaje” sobre el criollo por incumplimiento de lo que nadie sabe cómo llamarlo, pero que pasa como garantías, incluso reglas u obligaciones deshonestas, de aprovechados de la tragedia nacional cubana para enriquecerse con lo que suceda, lo mismo da un % del dinero del contrato oficial “a la buena”, que de una cantidad mayor si ocurren cosas, considerable entonces “a la mala” en demandas y cosas de esas.

Ahora lo desempolvó el editor deportivo del Nuevo Herald, Jorge Ebro, en un comentario al efecto.

Hay un detalle que no se puede pasar por alto en la forma como enfoca el problema el cronista, tiene que ver con la orfandad absoluta de los atletas cubanos de boxeo y beisbol que huyen de Cuba buscando establecerse en otro medio con el deporte como garantía de vida.

Cada vez que un boxeador o un pelotero enfrente un problema de este tipo, el mensaje que se le envía al que quede en la Isla con intenciones de imitarlo es absolutamente hostil con respecto a las relaciones entre un cubano esclavo que busca liberarse a como dé lugar y un supuesto y cacareado hermano que, por oportunista de la circunstancia, por malhechor y por otras palabras que no debo escribir, contribuye a hacerle un infierno lo que debió ser un sueño promisorio.

La pesadilla es tal que pudiera enfocarse por los afectados como “parte de la injusticia capitalista”, principio tan rechazado en Cuba como manejado dudosamente después, cada vez que uno de estos bandoleros intenta lucrar con la situación creada por la tiranía cubana, en el fondo, única culpable de los problemas del cubano desde 1959.

A través de 15 años he escrito sobre esta orfandad en 25 ó 30 artículos, referidos a los jugadores cubanos de antes y lo solos y abandonados que se encuentran, digamos que a la hora de ser representados en instancias como el Salón de la Fama de la Series del Caribe, incluso he discutido con esa negación del cargo que ejecuta como Presidente del Organismo Regional, Juan F Puello.

Sin la institución única detrás como amparo, es decir, el país que lo respalde como nacional con todos sus valores oficiales, desde el ciudadano al jurídico, no es posible que pueda sobrevivir a la profanación y al ataque de una región que no diré “lo odia”, aunque quisiera, el representante de Cuba.

A eso me he dedicado durante mucho tiempo y por eso no he logrado sino tibio apoyo en algún blog o personalidad, en otros, ningún blog ni periódico del exilio lo ha hecho y ni por enterados se dan, porque, esta gente lucra con el concepto político muy a su manera y “deporte, arte…” no es política anticastrista, no “es interesante”, a no ser que lo enfoque “un cabezón” y, entonces…

Sucedió con Rigondeaux antes, sin embargo, en el caso del campeón mundial, se ha puesto en evidencia una mala formación que, como rastro pestilente, atrae a estas hienas que convierten en carroña el solicitado material cubano para el deporte.

Rigo fue incapaz de comportarse a la altura de quien necesita más a su pueblo exiliado que a un vulgar traficante de intereses humanos vestido de promotor, cuando accedió a abandonar a Jorge Rubio, el trainer que lo hizo ganar en un momento de rechazo fanático, para ponerse a la disposición de otro que no solo tiene un récord perdedor, sino que ni filosófica ni técnicamente le podría aportar algo valioso a su carrera, a partir de la importante pelea que celebrará en breve contra el asiático Nonito Donaire. Rigondeaux actuó como el ladrón que se escabulle a la sombra del acto delictivo: “se fue sin dar razones, sin despedirse siquiera”.

Pese a todo, de alguna forma se debe apoyar a estos cubanos para que no abusen con ellos, a pesar de la ojeriza que despiertan por ciertas actitudes como la que mencioné antes, a fin de cuentas, si se apoya y mantiene como titular diario cualquier noticia sobre un “disidente u opositor” que nadie sabe quién es, que muchas otras resulta del DSE, con otros tantos que todo el mundo sabe que apoyan a la tiranñia de una y mil formas, hay que atraer al seno del exilio a estos atletas ayudándolos, protegiéndolos… con el único interés de hacerle bien no solo a un cubano, sino a la oposición a Castro, porque, para todos los que consideran que deporte no es noticia, lo mismo Céspedes que Rigondeaux son más conocidos, queridos y venerados que todos los disidentes de Cuba juntos por el pueblo de a pie, más seguidos y más llorados si pierden una pelea o tienen una mala campaña en la pelota.

¿Qué están esperando aquí los supuestos líderes del exilio? ¿Qué intervenga la tiranía disfrazada de buena gente y se gane por la vía de la protección a los atletas al 90 % de la población cubana, que es la que sigue la actividad, resolviendo un problema que, a estas alturas, nadie sabe si la crean ellos mismos para frustrar a los que quedan allá con intención de irse y de molestar a los que están aquí con la lapidaria “se los dije”?

Es necesario que acaben de abrir los ojos ante este fenómeno, que ya cansa lo otro, lo que todo el mundo sabe y, “a pesar de ser política”, parece que a nadie le interesa en Cuba.

Por Andrés Pascual

Hace varios días, un cubano bien relacionado con el entorno dominicano del beisbol me informó que le estaban preparando “un paquete” al pelotero Yoeni Céspedes; según el individuo, se produciría “una demanda salvaje” sobre el criollo por incumplimiento de lo que nadie sabe cómo llamarlo, pero que pasa como garantías, incluso reglas u obligaciones deshonestas, de aprovechados de la tragedia nacional cubana para enriquecerse con lo que suceda, lo mismo da un % del dinero del contrato oficial “a la buena”, que de una cantidad mayor si ocurren cosas, considerable entonces “a la mala” en demandas y cosas de esas.

Ahora lo desempolvó el editor deportivo del Nuevo Herald, Jorge Ebro, en un comentario al efecto.

Hay un detalle que no se puede pasar por alto en la forma como enfoca el problema el cronista, tiene que ver con la orfandad absoluta de los atletas cubanos de boxeo y beisbol que huyen de Cuba buscando establecerse en otro medio con el deporte como garantía de vida.

Cada vez que un boxeador o un pelotero enfrente un problema de este tipo, el mensaje que se le envía al que quede en la Isla con intenciones de imitarlo es absolutamente hostil con respecto a las relaciones entre un cubano esclavo que busca liberarse a como dé lugar y un supuesto y cacareado hermano que, por oportunista de la circunstancia, por malhechor y por otras palabras que no debo escribir, contribuye a hacerle un infierno lo que debió ser un sueño promisorio.

La pesadilla es tal que pudiera enfocarse por los afectados como “parte de la injusticia capitalista”, principio tan rechazado en Cuba como manejado dudosamente después, cada vez que uno de estos bandoleros intenta lucrar con la situación creada por la tiranía cubana, en el fondo, única culpable de los problemas del cubano desde 1959.

A través de 15 años he escrito sobre esta orfandad en 25 ó 30 artículos, referidos a los jugadores cubanos de antes y lo solos y abandonados que se encuentran, digamos que a la hora de ser representados en instancias como el Salón de la Fama de la Series del Caribe, incluso he discutido con esa negación del cargo que ejecuta como Presidente del Organismo Regional, Juan F Puello.

Sin la institución única detrás como amparo, es decir, el país que lo respalde como nacional con todos sus valores oficiales, desde el ciudadano al jurídico, no es posible que pueda sobrevivir a la profanación y al ataque de una región que no diré “lo odia”, aunque quisiera, el representante de Cuba.

A eso me he dedicado durante mucho tiempo y por eso no he logrado sino tibio apoyo en algún blog o personalidad, en otros, ningún blog ni periódico del exilio lo ha hecho y ni por enterados se dan, porque, esta gente lucra con el concepto político muy a su manera y “deporte, arte…” no es política anticastrista, no “es interesante”, a no ser que lo enfoque “un cabezón” y, entonces…

Sucedió con Rigondeaux antes, sin embargo, en el caso del campeón mundial, se ha puesto en evidencia una mala formación que, como rastro pestilente, atrae a estas hienas que convierten en carroña el solicitado material cubano para el deporte.

Rigo fue incapaz de comportarse a la altura de quien necesita más a su pueblo exiliado que a un vulgar traficante de intereses humanos vestido de promotor, cuando accedió a abandonar a Jorge Rubio, el trainer que lo hizo ganar en un momento de rechazo fanático, para ponerse a la disposición de otro que no solo tiene un récord perdedor, sino que ni filosófica ni técnicamente le podría aportar algo valioso a su carrera, a partir de la importante pelea que celebrará en breve contra el asiático Nonito Donaire. Rigondeaux actuó como el ladrón que se escabulle a la sombra del acto delictivo: “se fue sin dar razones, sin despedirse siquiera”.

Pese a todo, de alguna forma se debe apoyar a estos cubanos para que no abusen con ellos, a pesar de la ojeriza que despiertan por ciertas actitudes como la que mencioné antes, a fin de cuentas, si se apoya y mantiene como titular diario cualquier noticia sobre un “disidente u opositor” que nadie sabe quién es, que muchas otras resulta del DSE, con otros tantos que todo el mundo sabe que apoyan a la tiranñia de una y mil formas, hay que atraer al seno del exilio a estos atletas ayudándolos, protegiéndolos… con el único interés de hacerle bien no solo a un cubano, sino a la oposición a Castro, porque, para todos los que consideran que deporte no es noticia, lo mismo Céspedes que Rigondeaux son más conocidos, queridos y venerados que todos los disidentes de Cuba juntos por el pueblo de a pie, más seguidos y más llorados si pierden una pelea o tienen una mala campaña en la pelota.

¿Qué están esperando aquí los supuestos líderes del exilio? ¿Qué intervenga la tiranía disfrazada de buena gente y se gane por la vía de la protección a los atletas al 90 % de la población cubana, que es la que sigue la actividad, resolviendo un problema que, a estas alturas, nadie sabe si la crean ellos mismos para frustrar a los que quedan allá con intención de irse y de molestar a los que están aquí con la lapidaria “se los dije”?

Es necesario que acaben de abrir los ojos ante este fenómeno, que ya cansa lo otro, lo que todo el mundo sabe y, “a pesar de ser política”, parece que a nadie le interesa en Cuba.

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¡AH, JULIO ROMERO CARÁ…!

Por Andrés Pascual

Un comentario con visos de síntesis biográfica, redactada2 por el amigo e historiador del beisbol cubano Juan A Martínez Osaba y publicado por el inmortal (si Cooperstown creyó que no tenía peso, perdón, conozco a varios de ellos y no creo en el 80 % de los que votan) René Cárdenas, en el popular y extraordinario sitio LA ESTUFA CALIENTE, me relacionó con los números y la personalidad de uno de los mejores pitchers cubanos de la era castrista, Julio Romero Socarrás, donde los hubo con etiqueta estrellas, de muy buenos, de buenos, de regulares y de paquetes y me refiero a la agudeza con que un exigente scout los hubiera valorado como prospectos.

Quien vio a los jugadores cubanos en una serie internacional, en dos o en tres no está capacitado totalmente para opinar con justicia sobre sus condiciones para el juego, salvo el escucha, que lo es por el 6to sentido de quienes cobran para ver en un pelotero lo que el ojo fanático común y corriente no alcanza.

A los peloteros del período 1964-1989, es decir, entre el debut de Hurtado (poco antes, como Rosique), Félix Isasi y los de Germán Mesa, Ajete, Faustino Corrales… se les hace muy poca promoción, que a estas alturas resultaría inservible e improcedente, sobre todo al de 1964-1980, porque no tuvieron la atención mediática y la difusión, incluso televisiva, desde 1995 hasta hoy.

Ahora se puede ver por la pequeña pantalla un juego de pelota desde Pinar del Río o Las Tunas en Miami, sentado cómodamente en su hogar, o en Dominicana, Puerto Rico… por el canal LAS (LATIN AMERICAN SPORTS), que sigue la serie nacional igual que a la liga mexicana o puertorriqueña. Incluso juegan contra profesionales en eventos dentro o fuera de Cuba.

A los mejores peloteros de la era castrista del beisbol no se les conoce, por lo que, para poder catalogarlos en toda la extensión de super-prospectos que fueron muchos, o de posibles jugadores de Grandes Ligas muchísimos otros, fue necesario seguirlos juego por juego, año tras año, de otra forma no se puede tener la idea clara y exacta para juzgarlos y yo los vi…

¿Qué hubiera pasado si…? Resulta un sonsonete nada gracioso con respecto al beisbol y al boxeo cubanos, sino una reflexión trágica y amarga, que debe contemplar otros argumentos originados fuera del terreno de juego, pero responsables directos, causantes de todos los problemas de la relación juego-jugadores-público desde 1962 hasta hoy: ante el caso Cuba no hay autoridad ni moral para que alguien separe el entorno político del deporte, sobre todo, en la pelota y en el boxeo, que han pagado las consecuencias de la debacle por su propia esencia de deportes de preferencia, cuyo escenario de triunfos internacionales está indisolublemente ligado a los estadios y arenas de los Estados Unidos.

Todos los países del área caribeña juntos no tenían en 1970, 71…hasta 1990, la cantidad de figuras promisorias que hubiera podido aportarle Cuba al Beisbol Organizado, no solo los conocidos a través de las selecciones, sino los que quedaban sin poder hacerla por causas como un solo team para tantos, o porque no tenían los “requisitos” políticos exigidos por el PCC y el DSE, dentro de estos, la fiabilidad para no “TRAICIONAR A FIDEL”, quedándose en el exterior como asilados.

Durante los 60’s, los 70’s y los 80’s, todavía se jugó buen beisbol en la Isla, a pesar del bate de aluminio. Tengo la impresión de que si Vladimir Núñez lanzó aquí durante algunos años, si Alain Soler también, si Escobar es figura en esta pelota, entonces Evenecer Godínez, Sergio Quesada, Fernando García o Adalberto Herrera no solo los hubieran imitado, sino con más atención mediática y más dinero, porque era mejores, igual que Ricardo Bent, Ricardo Ramos, Max Gutiérrez, Rogelio García González, Pablo Hernández, Tony Suárez que ¿Los conoce o recuerda alguien?

Si esa gente nunca hubieran sufrido la tragedia, no solo hubieran jugado en Grandes Ligas hasta hoy quizás mil cubanos, sino que el 70 % del resto de otros países nunca hubieran puesto un pie en un terreno de las Mayores, incluso con poca presencia en las Menores, territorios absolutos, históricamente, del atleta, del coach y del manager cubano. Y se sabe de la perspectiva de un club habanero en la Liga Nacional, que cerró el ciclo por decreto forzado con uno en triple A.

Las Grandes Ligas tuvieron esperanzas con respecto a Cuba hasta la década de los 80’s, cuando el ejecutivo Rafael Ávila, habanero del Cotorro, ex manager y oficial de la Liga de Quivicán, además de gurú y artífice del desarrollo masivo del beisbol en República Dominicana, convenció a los Dodgers de lo imposible del regreso, les propuso la academia para para Santo Domingo y desencadenó el boom; a fin de cuentas, otra rama de la economía y la fuerza de trabajo que perdió nuestro país, como con todo, especie de robo preparado por la tiranía al imponerle al pueblo la gestión esclavista sin ningún derecho ni opción, incluso ni protesta., dejando huérfano y desprotegido al juego y a sus jugadores.

Y viene Osaba y desempolva a Julio, el pitcher serio, decente, dedicado, cortés, responsable y con tantas condiciones para el oficio “si hubiera…” que no veo a ningún pitcher del área, que logró llegar a las Grandes Ligas durante su era, ni con el 80 % de las habilidades, del promisorio talento que tuvo el orgullo pinareño (uno de ellos), para el juego.

El caso de Julio Romero es uno de ¿cuántos?, nadie puede decirlo a ciencia cierta, por eso voy por arriba; porque, todavía en 1974, estuvieron en el Juego de Estrellas 4 cubanos y un dominicano (César Cedeño), como en 1965 seleccionaron a 4 de los verdaderamente “nuestros”: Oliva, Versalles, Cárdenas y Rojas, contra dos boricuas, Moret y Clemente; un dominicano, Marichal y un venezolano, Vitico Davalillo.

Si, Julio Romero, otra víctima de la política destructora del castrismo en Cuba, fue un pitcher extraordinario, que no pudo ratificarlo en Grandes Ligas porque la tiranía no lo dejó, solo por eso.

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